Nosotros no sabemos casi nada de lo que hicimos o de lo que fuimos. Esta es una experiencia que puede intentar cualquiera, pasados los cincuenta años: tomad al azar una carta recibida hace treinta años, de una madre, de una novia, de un amigo: está llena de alusiones a personas y a hechos de los que ya no sabemos nada.
Memorias interiores
François Mauriac
Cierto, yo tengo tres cartas de una supuesta compañera de estudios que al leerlas puede deducirse perfectamente que recibía mis contestaciones, y no recuerdo ni su nombre ni su cara ni sé de dónde salió. Inquietante.
ResponderEliminarA veces, cuando vuelvo a toparme con esas cartas, me asalta la curiosidad de si ella sabrá quién soy yo y conservará igualmente mis cartas.
Abrazos, amigo Higinio.
Por cierto, hace tiempo que estoy en preguntar y luego no lo hago ¿qué fue de Ar Lor?, ahora que estamos en memorias de interiores...
He hecho el ejercicio y me ha provocado una sensación desconocida, estremecedora, es como una vuelta de tuerca, un retorno a una época vivida hace muchísimos años, pero donde casi no me reconozco, es como si me estuviera viendo desde la altura como cuando dicen que se desprende el alma y vemos a un cuerpo al cual no reconocemos como propio.
ResponderEliminarMejor dejar esos escritos guardados para cuando se acerque el final y hagamos el balance.
Beatriz
Me ha hecho mucha ilusión El patio, que preguntes por mí a Higinio (que es mi hermano gemelo y me informa a diario). Hecho de menos algunos blogs amigos y espero pronto volver a ellos. Aviso, quién avisa no es traidor, que estoy en un curso de Internet para tímidos, dónde te desnaturalizan. En el ítem desvergüenza tengo un 5 y en el ítem deslenguado un 8, por lo demás espero seguir siendo el mísmo Ar Lor de siempre.
ResponderEliminarUn verdadero abrazo
Pues feliz y deslenguado retorno, que en este país empieza a sobrar lo políticamente correcto.
ResponderEliminarAbrazos.
Guardo en un cajón cartas recibidas en mi adolescencia.Cartas de mi primera novia escritas desde su lugar de veraneo. No me atrevo a releerlas.Saber que están ahí las cartas es beneficioso, su lectura... lo ignoro.
ResponderEliminarNo conservo las que yo escribí ¡qué suerte!
Un fuerte abrazo, amigas El patio y Beatriz.