Clara Gangutia. La casa grande.
Voces en el comedor
La puerta quedó abierta
y desde el comedor llegan las voces.
Suben por la escalera
y la casa respira.
Respira la madera de sus pisos
las baldosas, el vidrio en las ventanas.
Y como por descuido se abren otras puertas
como a golpes de viento
y nada impide entonces que se escuchen las voces
desde todos los cuartos.
No importa lo que dicen.
Conversan: se oye una,
después se oye la otra.
Son voces juveniles,
claras.
Suben
peldaños de madera
y mientras ellas suenan
-mientras suenen-
sigue viva la casa.
Superficies (1990)
Circe Maia
Ciertamente poco importa lo que digan, vale su presencia y su vitalidad.
ResponderEliminarBuen poema
Saludos
Francesc Cornadó
En ocasiones no hay nada como la casa. Sin buscar otra cosa que estar en casa.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, amigo Francesc Cornadó