lunes, 28 de julio de 2008

El navegante aéreo solitario


Fuente de la imagen: Birds As Art
Hace unos días conocí al famoso "navegante aéreo solitario", a quien un fallo del motor obligó a detenerse, solo por un día en esta Ciudad de El Cabo. Es un individuo de unos veinticinco años, tiene un hermoso rostro oval, moreno, de mujer o de poeta, y ojos almendrados y opacos, de enamorado o de santo. Se llama Udai Singh, y desde hace ya tres años vive siempre en el cielo. Viaja de un continente a otro, pasa de un oceáno a un desierto, con un aeroplano privado; tan sólo lleva consigo a un mecánico ayudante, obediente y callado.
Me dijo: "Tan sólo soy feliz cuando me libero, solo en el cielo libre: el sol es mi compañero fiel, las nubes son mis islas y mis etapas de viajes, las brumas mis lugares de ocultamiento, el viento es mi música. Cuando estoy a varios miles de metros por encima de la dura corteza habitada, me siento dueño del mundo y sobre todo me siento propietario único e imperturbable de mi alma. Usted, esclavo terrestre, no puede imaginar la ebriedad pura y alocada de los navegantes del cielo. Los pensamientos son más lúcidos y serenos, la mente está más libre, el corazón más seguro, el alma es más divina. Un archipiélago de rosados cirrus a la hora del ocaso es mi paraíso; las águilas con sus alas desplegadas son mis hermanas; el espejo inmenso del mar reflejando la grandiosidad del cielo es la pantalla de mis visiones. Solamente en la atmósfera elevada hallo la medida de mi respiración y el ritmo de mi ser. El cielo es todo mío porque yo soy todo del cielo".
El Libro Negro
Giovanni Papini

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