miércoles, 6 de febrero de 2008

Narración de Arthur Gordon Pym

Me llamo Arthur Gordon Pym. Mi padre era un acreditado comerciante en los almacenes navales de Nantucket, lugar donde nací. Mi abuelo materno fue un abogado de múltiple actividad. Tenía suerte en todo, y había especulado muy favorablemente con acciones del Edgarton New Bank -como se llamaba entonces-. Gracias a estos y otros medios llegó a reunir una apreciable fortuna. Creo que me quería más que a nadie en el mundo, y esperaba yo heredar la mayor parte de sus bienes. Cuando cumplí seis años me envió a la escuela del anciano Mr. Ricketts, caballero a quien faltaba un brazo y que se caracterizaba por sus excéntricos modales; casi todos los que han visitado New Bedford han de recordarlo muy bien. Permanecí en su escuela hasta los dieciséis años, en que la abandoné para entrar en la academia de Mr. E. Ronald, situada en la colina. No tardé en llegar a ser íntimo amigo del hijo de Mr. Barnard, capitán de la marina mercante que, por lo regular, navegaba por cuenta de Lloid y Vrendenburg. Mr. Barnard es asímismo bien conocido en New Bedford, y estoy seguro de que tiene muchos amigos en Edgarton. Su hijo se llamaba Augustus y era casi dos años mayor que yo. Había hecho un viaje con su padre el el Jhon Donaldson para pescar ballenas, y me hablaba continuamente de sus aventuras en el pacífico meridional. Con frecuencia iba yo a sus casa, donde pasaba el día y a veces la noche. Dormíamos en la misma cama, pero Augustus me mantenía despierto hasta casi el alba narrándome historias de los nativos de la isla de Tinián y de otros lugares que había visitado en el curso de sus viajes. Al final empecé a interesarme por lo que decía y poco a poco me entraron grandísimos deseos de hacerme a la mar. Poseía un bote de vela, llamado Ariel, que valdría unos setenta y cinco dólares. El bote contaba con un medio puente o tumbadillo y estaba aparejado como una balandra. No recuerdo su tonelaje, pero podía contener diez personas holgadamente. Teníamos la costumbre de embarcarnos en el bote y lanzarnos a las peores locuras imaginables; cuando pienso en ellas me maravilla profundamente estar vivo hoy en día.
"Narración de Arthur Gordon Pym"
Edgar Allan Poe

3 comentarios:

Gavilán dijo...

Siento haberme extendido con el texto. Pero quería que viérais la profuso en datos que era Poe para hacernos entrar de inmediato en la atmósfera de sus narraciones. Aquí, en esta extraordinaria historia, empieza acumulando nombres de personas, lugares y barcos hasta situarnos donde él quiere.

Ar Lor dijo...

La Narración...es extraordinaria, aunque es verdad que al final Poe, salió por peteneras, pero las peteneras de Poe, son "extrarordinarias". Hice un plano donde se marcaba la ruta seguida, hasta el maelstrom. Todavía andará por ahí.

Higinio dijo...

Los salvajes gritando con todas sus fuerzas ¡Tekeli-li! ¡Tekeli-li!
Nantucket, (Tierra Lejana, en lengua india)es una isla alejada veinticinco millas de la costa de Massachusetts, pero unida para siempre a Poe y Melville.