miércoles, 13 de febrero de 2008

Orlando furioso

Gustavo Doré. Ilustración de Orlando Furioso. Fuente: Wikipedia
Orlando furioso
Canto ventitreesimo
129

Pel bosco errò tutta la notte il conte;

e allo spuntar de la diurna fiamma

lo tornò il suo destin sopra la fonte

dove Medoro isculse l'epigramma.

Veder l'ingiuria sua scritta nel monte

l'accese sì, ch'in lui non restò dramma

che non fosse odio, rabbia, ira e furore;

né più indugiò, che trasse il brando fuore.


130
Tagliò lo scritto e 'l sasso, e sin al cielo
a volo alzar fe' le minute schegge.
Infelice quell'antro, ed ogni stelo
in cui Medoro e Angelica si legge!
Così restar quel dì, ch'ombra né gielo
a pastor mai non daran più, né a gregge:
e quella fonte, già si chiara e pura,
da cotanta ira fu poco sicura;

131
che rami e ceppi e tronchi e sassi e zolle
non cessò di gittar ne le bell'onde,
fin che da sommo ad imo sì turbolle
che non furo mai più chiare né monde.
E stanco al fin, e al fin di sudor molle,
poi che la lena vinta non risponde
allo sdegno, al grave odio, all'ardente ira,
cade sul prato, e verso il ciel sospira.

132
Afflitto e stanco al fin cade ne l'erba,
e ficca gli occhi al cielo, e non fa motto.
Senza cibo e dormir così si serba,
che 'l sole esce tre volte e torna sotto.
Di crescer non cessò la pena acerba,
che fuor del senno al fin l'ebbe condotto.
Il quarto dì, da gran furor commosso,
e maglie e piastre si stracciò di dosso.


Orlando furioso
Canto XXIII
(129-132)
Erró toda la noche por el bosque,
y al despuntar la luz de la mañana
lo llevó su destino nuevamente
donde esculpió Medoro su epigrama.
Al ver su afrenta por el monte escrita,
ardió con fuerza tal, que no hubo pizca
de su cuerpo sin ira, rabia y saña,
y sin dudarlo desnudó su espada.

Cortó la roca y la inscripción haciendo
volar sus mil pedazos hasta el cielo.
¡Desgraciada caverna y pobres árboles
en que se lee «Angélica y Medoro»!

Desde aquel día no han de dar más sombra
ni frescura a pastor ni grey alguna.
Ni aquella fuente cristalina y pura
pudo de tanta ira estar segura,

pues arrojó en sus aguas sin descanso
ramas, raíces, troncos, piedras, barro,
para enturbiarla hasta su mismo fondo.
¡Y pensar que más limpias no las hubo!
Al fin, cansado y de sudor bañado,
cuando en su exhausto aliento no cabía
su implacable desdén, ira y desprecio,
cayó en el prado suspirando al cielo.

Se desplomó cansado y afligido,
mirando al cielo sin decir palabra.
Tres veces salió el sol y tres se puso,
mientras él ni comía ni dormía.
No dejó de crecer su amarga pena
y acabó por perder del todo el juicio.
Al cuarto día, consumido en furia,
las mallas se arrancó con la armadura.

Orlando furioso
(Trad. José María Micó)
Ludovico Ariosto

1 comentario:

Higinio dijo...

En el siglo XV los escritores escogían escribir en latín o en su lengua vernácula, o en ambas.
Ludovico Ariosto escogió su lengua vernácula diciendo que más prefería "ser uno de los primeros escritores toscanos, que, con dificultad, un segundón entre los latinos".
Palabras que recuerdan las de Cayo Julio César " prefiero ser el primero en la aldea, que el segundo en Roma".