Wilhelm Hammershoi. Interior con hombre leyendo, 1898.
Después de mi lectura diaria de Dostoievski, siento una súbita ternura hacia mi pequeña habitación, parecida a la celda de una cárcel y que es muy distinta al resto de la casa.
Los cuartos en que se vive mucho tiempo se impregnan, por así decir, de un poco del alma de quien los habita y de lo que en ellos piensa.
Traducción de Adolfo García Ortega
Los diarios de una nómada apasionada (1900-1903)
Isabelle Eberhardt
2 comentarios:
Coincido con su pensamiento, "los cuartos se impregnan..."
Si no hubiese muerto tan joven, habríamos leído de ella quizás que maravilla.
Hermosa entrada, amigos de Itaca.
Los sigo siempre.
Beatriz
Yo también subscribo lo que nos dice Isabelle Eberhardt en su diario.
Y no dudo de que esos "cuartos" también influyen con el paso del tiempo en nosotros.
Muchas gracias por tu comentario.
Un fuerte abrazo, amiga Beatriz.
Publicar un comentario