domingo, 22 de diciembre de 2013

Trucos, astucias y fraudes

Gregorio Doval. El libro de los hechos insólitos.

Se cuenta que en 1787 el general ruso Grigori Alexandrovich Potemkin (1739-1791), a la sazón gobernador de Crimea y el resto de las provincias meridionales de la Gran Rusia, con motivo de una visita de la zarina Catalina II a la región, mandó remozar urgentemente todas las calles y los parajes que iba a recorrer la comitiva real. Para ello, dispuso no sólo el adecentamiento de fachadas y caminos, sino incluso la construcción de una serie de aldeas fantasmas, del más próspero aspecto que fuera posible improvisar, en cuyas falsas calles obligó a que se agolpara el pueblo, vestido con sus mejores galas y que, a golpe de órdenes militares, vitorease a la soberana a su paso con el mayor fervor. Esas poblaciones, compuestas únicamente por fachadas falsas, sin casas detrás, cumplieron su cometido, y la zarina "comprobó" con su mayor agrado la prosperidad económica y el altísimo grado de adhesión a la corona de las gentes de esa región recién incorporada a su imperio. Desde entonces se acuñó la expresión "las aldeas de Potemkin" para designar cualquier maniobra política que trata de ocultar o disfrazar la realidad social a ojos de los dirigentes y, por ende, el exceso de sometimiento de las autoridades locales a los poderes centrales. 

El libro de los hechos insólitos (2004)
Gregorio Doval

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