lunes, 9 de diciembre de 2013

Un poeta menor

José Luis García Martín. Foto: La Voz de Avilés.

Su nombre ahora poco dice a nadie,
pero fue un triunfador. En su provincia
un busto le recuerda, y una lápida,
y eruditos en arduos boletines.
Tenía un bello rostro de poeta;
soñadores los ojos y algo triste
la sonrisa. Debió ser muy feliz.
Le amaron, aplaudieron y mimaron.
De sus versos borrosos nada queda,
palabrería de época, hojarasca
que da risa o da sueño. Algún elogio
piadosa aún le otorga la rutina.
Haberlo sido todo y no ser nada...
¿Triste destino? ¡Ojalá fuese el mío!

Treinta monedas (1989)
José Luis García Martín 

2 comentarios:

Maria dijo...

Son muy pocos los que triunfan en su época y muchos menos los que se recuerda más allá de su muerte.
La fama, creo yo, que es bastante caprichosa.
Saludos.

Higinio dijo...

Son numerosos los autores que nunca conoceremos por muy exquisitos que sean. La fama, si la tienen, no nos alcanza.
Nuestra recompensa como lectores es el descubrimiento casual de alguno de esos perdidos autores.

Un fuerte abrazo, amiga Ohma.