Clarice Lispector retratada por Giorgio de Chirico.
20 de julio
En busca del otro
No es en vano que entiendo a los que buscan un camino. ¡Qué arduamente busqué el mío! Y cómo busco hoy con ansia y aspereza mi mejor modo de ser, mi atajo, ya que no me atrevo a hablar más de camino. Yo, que lo había querido. El Camino, con mayúscula, hoy me aferro ferozmente a la búsqueda de un modo de andar, de un paso seguro. Pero el atajo con sombras refrescantes y reflejo de luz entre los árboles, el atajo donde yo sea finalmente yo, no lo encontré. Pero algo sé: mi camino no soy yo, es otro, es los otros. Cuando pueda sentir plenamente al otro estaré salvada y pensaré: he aquí mi puerto de llegada.
!4 de septiembre
Escribir
Dije una vez que escribir es una maldición. No me acuerdo exactamente de por qué lo dije, y con sinceridad. Hoy repito: es una maldición, pero una maldición que salva.
No me estoy refiriendo del todo a escribir para el periódico. Sino escribir aquello que eventualmente puede transformarse en un cuento o en una novela. Es una maldición porque obliga y arrastra como un vicio penoso del cual es casi imposible librarse, pues nada lo sustituye. Y es una salvación.
Salva al alma presa, salva a la persona que se siente inútil, salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba. Escribir es intentar entender, es intentar reproducir lo irreproducible, es sentir hasta el último momento el sentimiento que permanecería apenas vago y sofocante. Escribir es también bendecir una vida que no fue bendecida.
Qué pena que sólo sé escribir cuando espontáneamente viene la «cosa». Quedo, así, a merced del tiempo. Y, entre un verdadero escribir y otro, pueden pasar años.
Recuerdo ahora con nostalgia el dolor de escribir libros.
Descubrimientos
Clarice Lispector
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