Sören Kierkegaard. Diapsálmata.
Ni ganas tengo siquiera. No tengo ganas de andar a caballo; es un ejercicio demasiado fuerte. Tampoco siento deseos de andar; me fatigo demasiado. No me gusta tampoco estar acostado, pues tendría que permanecer así, y esto no quiero, o tendría que volver a levantarme, cosa que no me hace gracia. Summa summarum: no tengo ganas de nada.
Existe una charla insustancial que en su infinitud guarda la misma relación con el resultado que las diversas e inacabables dinastías egipcias con el progreso histórico.
Siento la alegría que tiene que sentir un peón de ajedrez al oír decir al adversario: "Ese peón no puede moverse".
En un teatro se declaró un incendio en los bastidores. Salió el payaso a dar la noticia al público. Pero éste, creyendo que se trataba de un chiste, aplaudió. Repitió el payaso la noticia y el público le aplaudió más todavía. Así pienso yo que perecerá el mundo: bajo el júbilo general de cabezas chistosas que se creerán que se trata de un chiste.
Traducción del danés de Javier Armada
Diapsálmata
Sören Kierkegaard (1813-1855)
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