jueves, 29 de enero de 2009

El castillo de la carta cifrada

Javier Tomeo
El castillo de la carta cifrada
Para Lore y Agustín
-No se preocupe, Bautista, y deje de temblar-me dijo aquella mañana el señor Marqués-. Lo que voy a encargarle es fácil. No soy de los que piden peras al olmo. Vea usted esta carta. En apariencia, una carta como cualquier otra. Para mí, sin embargo es de gran importancia. Debe entregársela personalmente al señor Conde. Me refiero, por supuesto, al Conde de X, Don Demetrio López del Costillar. Habrá oído hablar de él más de cuatro veces. Su castillo queda al otro lado del valle. Para ir, puede elegir entre dos caminos. Uno de ellos atraviesa el bosquecillo de álamos y, al llegar a la altura del molino, se desvía hacia el pueblo. El otro sigue recto, cruza el río por el puente de piedra y asciende serpenteando por la colina. Este último es más corto, pero preferiría que eligiese el otro. Elija, pues, el otro. Cuando entre en el pueblo, sin embargo, no permita que le entretengan sus viejos compinches. Mande al cuerno a todos los chismosos que le salgan al paso. Avance con decisión por la Calle Mayor, y después de pasar por delante de la mansión de la Baronesa de O, métase por la primera bocacalle que encuentre a mano derecha. Usted ya conoce el palacio de la Baronesa: un enorme caserón de piedra de alero descomunal. Le envié allí hace apenas un mes, para interesarse por la salud de esa excelente amiga mía, después de su último aborto. Bien, deje atrás el palacio de la Baronesa y siga adelante, hasta llegar a la cruz de piedra que santifica una encrucijada. Sitúese entonces al pie de la cruz y oriéntese hacia el Este. Recuerde que el Este es precisamente el lugar por donde, por lo menos hasta esta mañana, sale el sol.
El castillo de la carta cifrada
Javier Tomeo

5 comentarios:

Gavilán dijo...

Una de las novelas de Javier que más me han gustado.

Ar Lor dijo...

Sencillamente una de las obras maestras de Tomeo. Pídele las claves de su escritura.

Gavilán dijo...

Unas gotas de talento, otras más de serindipidad, y un mar de trabajo. Cuántas veces me lo habrá dicho.

Ar Lor dijo...

Lo del "mar de trabajo", ¿es una regla universal?, o podría compensarse con algo mas de "serendipidad"

Gavilán dijo...

Tanto monta, monta tanto...