martes, 27 de enero de 2009

Por el camino de Swann

Estampa antigua. Proust escribiendo en la cama
Ya en el campo, no nos separábamos de los espinos en todo el resto del paseo, cuando íbamos por el lado de Méséglise. Recorríalos constantemente, invisible caminante, el viento, que para mí era el genio particular de Combray. Todos los años el día que llegábamos, yo, para tener la sensación cabal de estar en Combray, subía a verle correr por entre los sayos y a correr tras de él. Siempre llevábamos el viento al lado cuando se iba hacia Méséglise, por aquella combada plana, donde se pasan leguas y leguas sin que el terreno se quiebre nunca. Sabía yo que la hija de Swann iba a menudo a Laon a pasar unos días, y aunque Laon estaba a bastantes leguas, como la distancia estaba compensada por la falta de obstáculos, cuando en aquellas cálidas tardes veía venir un soplo de viento del extremo horizonte, inclinando los trigales más distantes, propagándose como una ola por aquella vasta extensión y yendo a morir a mis pies, tibio y murmurante, entre los tréboles y los pipirigallos, aquella llanura que a los dos nos era común parecía como que nos acercaba y nos unía, y yo me figuraba que aquel soplo de viento la había rozado; que el murmullo de la brisa, que yo no podía entender, era un mensaje suyo, y besaba el aire al pasar.

Por el camino de Swann
Marcel Proust

2 comentarios:

Higinio dijo...

"La felicidad, enseña Proust, no está en la realidad,sino en nuestra imaginación".
André Maurois nos cuenta que en el año 1905 murió su madre y comienza una etapa nueva en la vida de Proust. "Es la época de la habitación tapizada de corcho para evitar los ruidos exteriores, de las ventanas siempre cerradas para detener el olor imperceptible y nefasto de los castaños del bulevar, de las fumigaciones que desprenden un olor axfisiante, de las prendas de lana que solamente se pone tras haberlas tostado ante la lumbre, de suerte que están hechas jirones como viejas banderas agujereadas por las balas. Es la época en que, casi siempre encamado, Proust llena los veinte cuadernos de su libro. No sale más que de noche, y sólo para ir en busca de algún detalle necesario a su obra".
La traducción es de Pedro Salinas.

Ar Lor dijo...

¡Alucinante!Una sola pasión en la vida, escribir.