jueves, 19 de noviembre de 2009

DE LAS MUJERES


Odas
II
DE LAS MUJERES
Naturaleza al toro
Dió cuernos aguzados,
Pie ligero á la liebre,
Duro casco al caballo.
Al león sima de dientes,
El volar á los pájaros,
El nadar a los peces,
Bríos al hombre y ánimos.
Mas para las mujeres
Sus armas se agotaron.
¿Qué les dió, pues? Belleza
En vez de escudo y dardos.
Así una hermosa vence,
Sólo con sus encantos,
Al fuego más terrible
Y al hierro más templado.

2 comentarios:

José Ángel Castaño Gracia dijo...

Pobres mujeres: su arma es la belleza. Puestos a ser misóginos, nadie mejor que Schopennhauer: "Pero, ¿qué puede esperarse de las mujeres, si se reflexiona que en el mundo entero no ha podido producir este sexo un solo ingenio verdaderamente grande, ni una sola completa y original en las bellas artes, ni un solo trabajo de valor duradero, sea en lo que fuere? Esto es muy notable en la pintura. Son tan aptas como nosotros para aprender la parte técnica y cultivan con asiduidad esta arte, sin poder gloriarse de una sola obra maestra, precisamente porque les falta aquella objetividad del espíritu que es necesaria, sobre todo para la pintura. No pueden salir de si mismas. Por eso las mujeres vulgares ni siquiera son capaces de sentir sus bellezas, porque natura non facit sutus."

Que tus lectoras me perdonen (es una broma, la filosofía ha sido siempre misógina).

Saludos.

Ar Lor dijo...

Hola José Ángel:
Schopennhauer fue muy "expresivo" al hablar del "animal de cabellos largos e ideas cortas". Tu lo conocerás mejor y sabrás si era un misógino hasta las cachas o un resentido pensador sobre lo "femenino". Como defensa de las mujeres(innecesaria por otra parte (recuérdese lo que ha dicho Anacreonte), tengo siempre in mente (se conoce que lo debí de leer con fiebre o algo así) la descripción que hace Stevenson en la Isla del tesoro del comportamiento de los piratas. Siempre he pensado que era imposible ser más estúpido y que a Stevenson se le había ido la mano. En la vida que vivo, veo, en hombres, no así en mujeres, tal estupidez, que lo yo creía que era un esperpento en Stevenson, pienso ahora, que era una mirada dulce, sobre el "hombre".
Un saludo