viernes, 19 de febrero de 2010

Sobre el desierto

Antonio Fuertes. Beduinos.
Tratar de evitar la arena en un desierto es, en efecto, tarea propia de titanes.
Hace mucho tiempo ha descubierto que su universo se compone básicamente de arena y que, en esas condiciones en que vive, lo único factible es un oasis. A él le gustarían (imagina) mujeres ilustradas, estetas, aventureros, bailarinas retiradas, ese tipo de gente que sólo circula por los libros. Pero aquí (sobre la arena) sólo concurren los beduinos, siempre a lomos de esos horripilantes camellos que, aún cuando no están a la vista, pueden adivinarse por el insoportable olor de las cagarrutas venideras.
Limpiar de arena un trozo de desierto es la tarea a la que él dedica sus más íntimos esfuerzos. Pero las dunas, irresistiblemente, avanzan, y con ellas regresan las partidas de camelleros dispuestos a jugarse a los dados unas pellejas de agua en su presencia.
Como él es muy hospitalario, en esos casos les acoge bajo su tienda. Incluso les ofrece té.
Y ellos (los beduinos) le están agradecidos, muy agradecidos, aunque él les diga (y esto podría jurarlo, tanto les odia) que no tienen por qué hacerlo.


Noticia de tierras improbables
Pedro Ugarte

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