sábado, 17 de abril de 2010

Anhelo y voluntad

Beatriz y Dante.Fuente imagen:LIFE
Divina Commedia
Paradiso
Canto trentesimoterzo

Ma già volgeva il mio disiro e il velle,
Sì come ruota che igualmente è mossa,
L'Amor che muove il Sole e l'altre stelle.

La Divina Comedia
El Paraíso
Canto trigésimotercero

Más ya daba impulso a mi anhelo y mi voluntad,
como a una rueda que gira por igual,
el Amor que mueve el Sol y las demás estrellas.

La Divina Comedia
Traducción de D. Cayetano Rosell
Prólogo de D. Juan Eugenio Hartzenbusch

Dante Alighieri

4 comentarios:

elena clásica dijo...

Querido Ar lor:

Cómo te has elevado, amigo, estás muy alto. Así que nos traes el Divina Comedia del amado Dante, y te vas directamente al Canto XXXIII, y te vas al último terceto con toda la simbología que el número tres encierra en la obra. Directamente a la luz, ¿Eh?
Difícil será estar a la altura de las circunstancias, sólo me queda agarrarme a los versos que nos traes para volar muy alto, directamente al momento de elevación, de transparencia mística, de luz que inunda al ser y por fin, de comprensión, para quien ya había conocido las pasiones y flaquezas humanas, sólo a él le será dado ver la luz y traspasarse de ella. Si no fuera así, la luz sólo será un rayo cegador y molesto.

Bien, en el cénit de su creación, y subiendo atada a los astros, me gustaría recordar otro terceto, después de haber aludido a Beatrice, (la "dadora" de felicidad", la que puede y saber aportar alegría), Dante dice:

"Y yo que al final de todas mis deseos
me acercaba, como era natural,
calmé el ardor en mí de mi deseo."

Y es que la invocación a la Virgen, al fin Mundo de los Muertos y de la eternidad cristinianizado, permite deslizarse a la belleza y al deseo elevado y conmovedor que siente hacia Beatrice.

Me parece que Dante recoge en sus versos el concepto de los "espíritus sutiles" de Guido Cavalcanti, en el que la amda es tan refinadamente idealizada, el amor que hiere por los ojos...

Y el poeta, desde los ojos de Beatrice, desde el Amor, entiende que forma parte del Universo creador, y gira con el Sol y las estrellas.

Mística pura el último terceto del Canto XXXIII, la belleza suma, el Amor creador del mapa astral...

¿Qué puedo decir? Gracias. Rozaste el cielo y una vez la comprensión.

Belleza, belleza como pocas.

Besazos, querido amigo.

Ar Lor dijo...

Querida Elena, la apasionada e inigualable sabiduría con la que comentas, es la que
"eleva" al que te lee; pues las cosas, grandes o pequeñas, importantes o anecdóticas, todas
cobran un relieve nuevo que hasta entonces pasaba desapercibido.
El amor que hiere por los ojos... y los deja ciegos a continuación, pues es el Amor el que guía, el que lleva de la mano a Dante, como un perro lazarillo hasta Beatrice.
Y no hay forma de escapar del amor que atrapa a todos pues "¡es el mismo para todos!".
Querida Elena, estoy totalmente de acuerdo contigo en que es Mística pura el último terceto del Canto XXXIII, la belleza suma, el Amor creador del mapa astral..., la Commedia es una cumbre y desde ella, como subido a hombros de un gigante, se divisa el mundo. Hay muchas puertas que no tienen llave y que solo las abren los poetas. Formamos parte del mundo,
pero enamorados, somos el mundo y tu lo has expresado, maravillosamente :Y el poeta, desde los ojos de Beatrice, desde el Amor, entiende que forma parte del Universo creador, y gira con el Sol y las estrellas.
Recordemos al Arcipreste: «Ella [Venus] es comienço e fin d'este viaje» y no hay manera de apartarse de esa vía.
Un beso, querida Elena

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Ar Lor,

Poco me queda a mí por decir, después de haber leído los preciosos versos que nos citas del Paraíso de Dante referidos al Amor, después de haber disfrutado del sabroso y bien construido comentario de Elena Clásica, y del tuyo propio. Es que realmente no hay nada nuevo que añadir.

Sólo me queda citar aquí un verso de Virgilio (Bucólicas, X, 69)
Omnia uincit Amor: et nos cedamus Amori
Todo lo vence el Amor : también nosotros cedamos al Amor

Y otro, también de Virgilio (Geórgicas, III, 244), ampliamente comentado en mi blog:

Amor ómnibus idem
El Amor es el mismo para todos.

Con comentarios como el de Elena Clásica y el tuyo propio, lo aquí escrito adquiere un valor universal.

Puedo referirme también al inicio del De rerum natura [Sobre la Realidad] de Lucrecio que en el Proemio hace un alarde insuperado por nadie de alabanza al Amor, representado en su caso por la diosa Venus. Ya tenemos a un poeta Cristiano, Dante, hablando de lo mismo que un poeta pagano y ateo, Lucrecio. También puede leerse el tal Proemio en mi propio blog.

Puedo, y es un placer hacerlo, citar también el estupendo y exquisito comentario que nuestro común amigo Carlos Hernández, Chacien, dedica al Infierno de Dante, a propósito de una maravillosa talla en madera hecha por su padre, Don Serapio, sobre el Gigante Anteo, citado por Dante.

Es para mí un placer grande, y un enriquecimiento también, poder participar en este tipo de debates.

Un cordial saludo para Ar Lor y mi admiración para Carlos Hernández y Elena Clásica, con beso incluido en este último caso.

Antonio Martín Ortiz

Ar Lor dijo...

Querido amigo Antonio, traes a Virgilio, a Lucrecio y al gigante Anteo, sin ningún esfuerzo por tu parte y yendo al grano. Preciosa suma de saberes que enlazas además luminosamente.
Me ha recordado por contraste, una anécdota sobre Boltzmann, que hacía todo lo contrario:

"Cuando daba sus clases Boltzmann, sus estudiantes no podían seguirle, pues hacía todos sus cálculos mentalmente. Asi que uno de ellos le pidió que por favor, escribiera sus cálculos en la pizarra. Boltzmann, así lo prometió. Y en la siguiente lección empezó diciendo: «Caballeros, si combinamos la ley de Boyle con la ley de Charles obtendremos la ecuación p·V=p0·V0·(1+a·t). Ahora está claro que aSb = f(x)·dx·x(a) y también que VS·f(x, y, z)·dV=0. Esto es tan simple como que uno más uno son dos».
Se acordó entonces de su promesa y repitió los cálculos en la pizarra: «1 + 1 = 2».

Y el verso de Lucrecio que citas en el Proemio del De rerum natura: «da, diosa, un duradero encanto a mis palabras», es perfectamente atribuible a tus comentarios.
Un abrazo, querido amigo Antonio