jueves, 5 de julio de 2012

Diario de lecturas

Fridtjof Nansen. Aurora polar.

Viernes

Viajo para Canadá.

Sábado

Mi primera visita a St. Johns de Terranova. Me domina de inmediato la sensación de estar en otro sitio, un mundo-isla con sus reglas propias, su idioma propio, su propia imaginación. Añado St. Johns a los sitios donde creo que podría vivir feliz.

Por la noche estalla una tormenta de nieve sobre la ciudad. Desde mi habitación de hotel, que tiene dos enormes ventanas en esquina, veo las nubes de nieve, traídas por el viento, estrellarse, interminablemente al parecer, contra los cristales, como si todo el edificio estuviera nadando en olas de blanco.

Cuatro de mis experiencias climáticas más memorables me han sucedido en Canadá: esta tormenta de nieve, una aurora boreal en Manitoba, un tornado en Saskatchewan, una tempestad que llegaba del Pacífico vista desde la casa del bibliotecario de Campbell River, en la Columbia Británica, situada en un acantilado por encima de la bahía.
El clima es un tema canadiense. En el Quijote prácticamente no se habla nunca del tiempo.
 
Traducción de José Luis López Muñoz

Diario de lecturas
Alberto Manguel

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