Fridtjof Nansen. Aurora polar.
Viernes
Viajo para Canadá.
Sábado
Mi
primera visita a St. Johns de Terranova. Me domina de inmediato la
sensación de estar en otro sitio, un mundo-isla con sus reglas propias,
su idioma propio, su propia imaginación. Añado St. Johns a los sitios
donde creo que podría vivir feliz.
Por la
noche estalla una tormenta de nieve sobre la ciudad. Desde mi habitación
de hotel, que tiene dos enormes ventanas en esquina, veo las nubes de
nieve, traídas por el viento, estrellarse, interminablemente al parecer,
contra los cristales, como si todo el edificio estuviera nadando en
olas de blanco.
Cuatro de mis experiencias
climáticas más memorables me han sucedido en Canadá: esta tormenta de
nieve, una aurora boreal en Manitoba, un tornado en Saskatchewan, una
tempestad que llegaba del Pacífico vista desde la casa del bibliotecario
de Campbell River, en la Columbia Británica, situada en un acantilado
por encima de la bahía.
El clima es un tema canadiense. En el Quijote prácticamente no se habla nunca del tiempo.
Traducción de José Luis López Muñoz
Diario de lecturas
Alberto Manguel
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