viernes, 30 de noviembre de 2012

El negro artificial y otros escritos

Flannery O'Connor. Foto tomada de This Recording.

Uno de los más comunes y tristes espectáculos es el de una persona  con una sensibilidad realmente exquisita y con una aguda percepción psicológica intentando escribir una obra narrativa utilizando únicamente estas cualidades. Este tipo de escritor escribirá, una tras otra, frases sumamente emotivas o intensamente perspicaces y el resultado será de una monotonía total. El hecho es que los materiales del novelista son los más humildes. La narrativa trata de todo lo humano, y estamos hechos de polvo; y, si desprecias cubrirte de polvo, entonces no debes intentar escribir una obra narrativa.

Traducción de Guadalupe Arbona

El negro artificial y otros escritos
Flannery O'Connor

jueves, 29 de noviembre de 2012

Lisboa, 26 de septiembre de 1982

Howard Fogg. Bordeando el río Ánimas.

Viaje en tren. Y aquí estoy, dándole alegría a mi espíritu y lamentando los perjuicios y desgracias que el automóvil y el avión nos han causado. La velocidad terrestre o aérea de estos inquietantes medios de transporte de nuestra prisa y de nuestra soledad nunca me proporcionó momentos tan placenteros, tan cordiales y tan ricos como éstos de ahora. Un compartimento oscurecido por la presencia de cinco tipos sombríos y bastó que entrara aquel hombre aparentemente anodino, para que todo cambiase de color. A pesar de no conocer a nadie, se puso a hablar con todos, y en cosa de minutos aquel pequeño cubículo parecía un hogar feliz. No tardamos mucho en comer y beber totalmente confraternizados. LLevaba whisky en la bolsa de viaje, fue a comprar pasteles y refrescos, nos habló de su existencia aventurera de viajante de comercio e hizo reir hasta a los más serios. Y, mientras yo iba aportando también mi chispita de gracia, pensaba en el milagro de que existan personas así, que rezuman humanidad por los cuatro costados. Que no se rinden a ese absurdo que es la vida. Que son felices en todas las circunstancias. Que animan los momentos más penosos con la irresponsabilidad de su entusiasmo. Que no han leído nunca, ni saben siquiera que fue escrito, el Eclesiastés.

Traducción de Eloísa Álvarez

 Diario (1932-1987)
Miguel Torga

La vida retirada

Julio Martínez Mesanza. Las trincheras.

Ya no salgo de casa, Otros no salen
después de haberlo visto todo; en cambio,
yo me encierro después de no ver nada,
o sólo las estrechas pasarelas,
las altas pasarelas pavorosas.

Las trincheras (1996)
Julio Martínez Mesanza

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Prueba escrita 1

Peter Handke. Foto: Agencia CORDON PRESS.

Un hombre, padre de cuatro hijos menores de edad, cae en la miseria sin responsabilidad alguna por su parte. Educado desde su juventud en la religiosidad, y al no saber a qué otra parte recurrir, se mete en una iglesia y, con la fe en que su plegaria no dejará de ser oída, solicita ayuda. Cuando, acabada ya la plegaria, se levanta, se sacude el polvo de las rodillas de los pantalones y se dispone a salir, se da cuenta de que tras él, sobre la alfombra, hay una suma considerable de dinero. Inmediatamente, sin vacilar, toma el dinero y lo destina a procurarse alimetos y ropa para él y para sus hijos.
Hay quien sostiene que el hombre es culpable del delito de haber ocultado su hallazgo. Para resolver dicho problema, hay que tener en cuenta que la suma encontrada está por encima de la frontera delictiva. Tampoco hay que negligir el hecho de que el delito ha sido cometido en un lugar sagrado. Por otra parte, el hombre ha tenido hasta ahora una conducta irreprochable.

Traducción de Feliu Formosa

Bienvenida al Consejo de Administración (1967)
Peter Handke

martes, 27 de noviembre de 2012

Historia de los animales

Edouard Manet. El cuervo, 1875.

Libro II
48. A orillas del Nilo habitan los cuervos egipcios, que parecen mendigos que piden algún don de los marineros. Si se les da, dejan de mendigar; pero si no obtienen lo que buscan, alzan todos a la vez el vuelo, se detienen sobre los palos de la nave, picotean los cabos y hasta destrozan las amarras. En Libia, cuando los hombres, temerosos de la sed, van en busca de agua y llenan tinajas que suben hasta los techos de las casas para que el aire impida que el agua se corrompa, los cuervos se acercan para tomar agua y hunden sus picos profundamente en las vasijas; si el nivel del agua está bajo y no la alcanzan con el pico, llevan piedras en el pico y en las garras y las tiran dentro de las tinajas de barro. Con tan astuto artificio, los cuervos logran tomar agua, porque la Naturaleza les ha proporcionado un saber misterioso por el que conocen que dos cuerpos no ocupan el mismo lugar.

Traducción de María Otero

Historia de los animales
Claudio Eliano (170-235)

lunes, 26 de noviembre de 2012

Pero los libros

Bernard Scholl. Libros viejos.

Pero los libros seguirán en los estantes, seres auténticos
Que aparecieron una vez, frescos, todavía húmedos,
Como castañas brillantes bajo el árbol en otoño,
Y empezaron a vivir, tocados, acariciados,
A pesar del resplandor en el horizonte, de castillos saltando por los aires,
De las tribus en marcha, de los planetas en movimiento.
Somos, dijeron, incluso cuando les arrancaban las hojas
O cuando la llama ardiente lamía las letras.
Mucho más duraderos que nosotros, cuyo calor frágil
Se enfría junto con la memoria, se disipa, desaparece.
Me imagino la tierra cuando yo ya no esté
Y no pasará nada, ninguna pérdida, seguirá el mismo espectáculo,
Los vestidos de las mujeres, un jazmín húmedo, una canción en el valle.
Pero los libros seguirán en los estantes, de buena estirpe,
Nacidos de la gente, aunque también de la luz, de las alturas.
1986
Traducción de Xavier Farré

Crónicas (1987)
Czeslaw Milosz

Los amantes

Konstantin Somov. Enamorados, 1920.

Ellos son dos por error que la noche corrige.

Memoria del fuego (1986)
Eduardo Galeano

jueves, 22 de noviembre de 2012

Arde el mar

Ilustración de Arantza Sestayo.

Oh ser un capitán de quince años
viejo lobo marino las velas desplegadas
las sirenas de los puertos y el hollín y el silencio en las barcazas
las pipas humeantes de los armadores pintados al óleo
las huelgas de los cargadores las grúas paradas ante el cielo de zinc
los tiroteos nocturnos en la dársena fogonazos un cuerpo en las aguas con sordo estampido
el humo en los cafetines
Dick Tracy los cristales empañados la música zíngara
los relatos de pulpos serpientes y ballenas
de oro enterrado y de filibusteros
Un mascarón de proa el viejo dios Neptuno
Una dama en las Antillas ríe y agita el abanico de nácar bajo los cocoteros

Arde el mar
Pere Gimferrer

miércoles, 21 de noviembre de 2012

La sueñera

Ana María Shua, fotografiada por Álvaro Valverde.

2
Un grito entra por la ventana. Si lo dejo salir, volverá a molestarme. Rápidamente bajo las persianas y me entiendo con él. Le propongo sonar libremente en los horarios que prevé el reglamento. El es frugal. Yo soy generosa. Sin embargo, la convivencia resulta imposible. A la larga, dormir toda la noche con un grito reprimido suele traer dolores de cabeza.

16
En la oscuridad confundo un montón de ropa sobre una silla con un animal informe que se apresta a devorarme. Cuando prendo la luz, me tranquilizo, pero ya estoy desvelada. Lamentablemente, ni siquiera puedo leer. Con la camisa celeste clavándome los dientes en el cuello me resulta imposible concentrarme.

La sueñera (1984)
Ana María Shua

martes, 20 de noviembre de 2012

El oficio de vivir

Cesare Pavese. El oficio de vivir.

1940
28 de julio
No se recuerdan los días, se recuerdan los momentos.

14 de octubre
Nadie renuncia a lo que conoce. Se renuncia sólo a lo que se ignora. He aquí por qué los jóvenes son menos egoístas que las personas maduras y los viejos.

1946
22 de febrero
Has vuelto a pasar solo la tarde en el pequeño cine, sentado en el rincón, fumando, saboreando la vida y el fin del día. Miras la película como un niño: por la aventura, por la pequeña emoción estética o mnemónica. Y disfrutas, disfrutas inmensamente. Será igual a los setenta años, si llegas.

4 de marzo
No hay venganza más bella que la que los otros infligen a tu enemigo. Hasta tiene el mérito de dejarte el papel del generoso.

Traducción de Ángel Crespo

El oficio de vivir
Cesare Pavese

domingo, 18 de noviembre de 2012

Interrogando a Lezama Lima

José Lezama Lima, fotografiadao por Iván Cañas. France Presse.

Eugenia Neves.-¿Cuáles son sus autores y lecturas predilectas?

Lo que más admiro es lo que he llamado la cantidad hechizada, con la que se logra la sobrenaturaleza, por ejemplo, la visita de Don Quijote a la casa de los duques. Lo que me gusta y sorprende son las inauditas tangencias del mundo de los sentidos, lo que he llamado la vivencia oblicua, cuando el timbre telefónico me causa la misma sensación que la contemplación  de un pulpo en una jarra minoana. O cuando leo en el Libro de los Muertos, donde aparece la grandeza egipcia en su mayor esplendor poético, que los moradores subterráneos saborean pasteles de azafrán, y leo después en el diario de Martí, en las páginas finales, cuando pide un jarro hervido con hojas de higo.

¿Lo que más admiro en un escritor? Que maneje fuerzas que lo arrebaten, que parezca que van a destruirlo. Que se apodere de ese reto y disuelva la resistencia. Que destruya el lenguaje y que cree el lenguaje. Que durante el día no tenga pasado y que por la noche sea milenario. Que le guste la granada que nunca ha probado y que le guste la guayaba que prueba todos los días. Que se acerque a las cosas por apetito y que se aleje por repugnancia.

Interrogando a Lezama Lima
José Lezama Lima

sábado, 17 de noviembre de 2012

Perry Zoll

Edgar Lee Masters, fotografiado por Arnold Genthe.

Gracias, amigos de la Asociación Científica del Condado,
por esta modesta piedra
con su pequeña placa de bronce.
Dos veces intenté unirme a vuestra honorable corporación,
y fui rechazado,
y cuando mi pequeño folleto
sobre la inteligencia de las plantas
empezó a llamar la atención,
vosotros casi votasteis en favor de mi ingreso.
Después de aquello, subí lo suficiente para no necesitaros,
ni a vosotros ni vuestro reconocimiento.
Sin embargo, no rechazo vuestra piedra conmemorativa,
pues, si lo hiciera,
os privaría del honor que os hacéis a vosotros mismos.

Traducción de Jesús López Pacheco y Fabio L. Lázaro

Antología de Spoon River
Edgar Lee Masters

viernes, 16 de noviembre de 2012

Viajes con Charley

Frank Licsko. California Oak. (Roble).

Bajo los grandes robles de mi casa de Sag Harbor está mi camioneta Rocinante, bella y autónoma, y vienen de visita los vecinos, en algunos casos vecinos que ni siquiera sabíamos que teníamos. Ví en sus ojos algo que había de ver una y otra vez en todas las regiones del país: un ardiente deseo de irse, de marchar, de ponerse en camino, hacia cualquier sitio, lejos de cualquier Aquí. Los visitantes hablaban quedamente de que querían irse algún día, andar por ahí, libres y desligados, no camino de algo sino alejándose de algo. Vi esta mirada y oí este anhelo en todas las zonas de todos los estados que visité. Casi todos los estadounidenses están deseando irse.

Traducción de José Manuel Álvarex Florez

Viajes con Charley (1962)
John Steinbeck

jueves, 15 de noviembre de 2012

Anotaciones

Silvina Ocampo, fotografiada por Bioy Casares en Posadas, Argentina, 1959.

Quisiera escribir un libro sobre nada.

Cornelia frente al espejo (1988)
Silvina Ocampo

¡Oh, arqueólogo!

Michael Hiep. La excavación.

CUANDO me hayas desenterrado
mirarás este cráneo
esta dentadura con amalgama y oro
pero la tierra en que se han convertido mi cerebro, mis ideas
ésa no la verás -

Ahora pensaba decirte lo que significan
mis dientes, mi boca abierta
y el motivo que me hayas encontrado así
pero renuncio a ello:
No puedo.

Versión de Francisco J. Uriz

¡Oh arqueólogo! (1961)
Gunnar Ekelöf

martes, 13 de noviembre de 2012

Día laborable

Herta Müller. En tierras bajas.

Las cinco y media de la mañana. Suena el despertador.
Me levanto, me quito el vestido, lo pongo sobre la almohada, me pongo el pijama, voy a la cocina, me meto en la bañera, cojo la toalla, me lavo la cara con ella, cojo el peine, me seco con él, cojo el cepillo de dientes, me peino con él, cojo la esponja de baño, me cepillo los dientes con ella. Luego voy al cuarto de baño, me como una rebanada de té y me bebo una taza de pan.
Me quito el reloj de pulsera y los anillos.
Me quito los zapatos.
Me dirijo a la escalera y abro la puerta del apartamento.
Cojo el ascensor del quinto piso hasta el primero.
Luego subo nueve peldaños y estoy en la calle. En la tienda de ultramarinos me compro un periódico, luego camino hasta la parada del tranvía y me compro unos bollos, y al llegar al quiosco de periódicos me subo al tranvía. 
Me bajo tres paradas antes de subir. 
Le devuelvo el saludo al portero, que me saluda luego y piensa que otra vez es lunes y otra vez se ha acabado la semana.
Entro en la oficina, digo adiós, cuelgo mi chaqueta en el escritorio, me siento en el perchero y empiezo a trabajar. Trabajo ocho horas.

Traducción del alemán de Juan José del Solar

En tierras bajas
Herta Müller

sábado, 10 de noviembre de 2012

En todos los países

Theodore Robinson. El viejo puente, 1890.

EN TODOS LOS PAÍSES POR DONDE VAMOS HAY UN HOMBRE, SIEMPRE EL MISMO, EN CADA PUENTE DE RÍO, DE ARROYO O DE TORRENTERA
¿A qué se debe, dice Bet, que todo puente tenga su hombre? Casi siempre en medio del paso, como quien vigila, esperando la avenida o el regreso de los estorninos. O bien espiando al otro hombre, el del puente de más allá, atento a los mercaderes que pasan con sacos de plomos tarados y canelas espesas. Vuelven del litoral en donde las horas sestean.¿ A qué se debe, digo yo, que este hombre del puente, cubierto de polvillo fulguroso de corolas, sea el mismo en todas partes en donde le he visto? En Brujas, en Burdeos, en Milo o en Menorca, el hombre del puente, con capa milenaria y helechos por todas partes en donde la vista descansa, es el mismo, anhelante de vientos y de orajes. Allá en donde un puente con nieblas por solera, sale de la nada en una noche calurosa, allá, erguido, hay un hombre, más allá de él mismo, firme en la espera y duro, seguro del hallazgo. Bet, con polvillo de agua en los párpados, ha descendido paso a paso, por la escalera de mano apoyada en lo más alto-donde las tejas, de noche, se agrietan, ensangrentadas.Con voz antigua y palabras de ahora repetía: - Los puentes de río, de arroyo o torrentera, cancelan el tiempo.

Versión de Enrique Badosa

Aquí mismo
J. V. Foix

viernes, 9 de noviembre de 2012

Jueves, 8 de agosto de 1901, medianoche

Wilhelm Hammershoi. Interior con hombre leyendo, 1898.

Después de mi lectura diaria de Dostoievski, siento una súbita ternura hacia mi pequeña habitación, parecida a la celda de una cárcel y que es muy distinta al resto de la casa.
Los cuartos en que se vive mucho tiempo se impregnan, por así decir, de un poco del alma de quien los habita y de lo que en ellos piensa.

Traducción de Adolfo García Ortega

Los diarios de una nómada apasionada (1900-1903)
Isabelle Eberhardt

domingo, 4 de noviembre de 2012

Cuadernos de un escritor

William Somerset Maugham, en Cabo Cod, Massachusetts, fotografiado por Alfred Eisenstaedt.

Un yogui quería atravesar un río, y no tenía el penique para pagar la balsa y cruzó el río caminando sobre las aguas. Otro yogui, a quien le contaron el caso, dijo que el milagro no valía más que el penique de la balsa.

Nadie puede vivir algún tiempo en América sin darse cuenta de cuánto prevalece allí el vicio de  la envidia. Tiene infortunadas consecuencias porque lleva a la gente a despreciar cosas que son buenas de por sí. ¡Cuán extraño resulta que se considere un síntoma de afectación, incluso de degeneración, ser bien educado e ir bien vestido, hablar correctamente el inglés y vivir con cierta elegancia! El hombre que se ha educado en Harvard o en Yale tiene que andar con cautela si quiere evitarse el antagonismo de los que no han podido gozar de las mismas ventajas. Es a menudo lamentable ver a un hombre de cultura emplear con ansia modales groseros y usar un estilo de lenguaje que le es ajeno, con la vana esperanza de no pasar por presuntuoso. Nada de esto tendría importancia si los envidiosos quisieran elevarse al nivel de aquéllos a quienes envidian, pero no es así; quieren arrastrarlos con ellos a su nivel. Su ideal del "tipo común" es un hombre con el pecho velludo que come en mangas de camisa y eructa.

¿De qué sirve el saber si no nos lleva a realizar buenas acciones? Pero, ¿qué son buenas acciones?

Traducción de Manuel Bosch

Cuadernos de un escritor (1892-1944)
William Somerset Maugham

sábado, 3 de noviembre de 2012

Me hice una choza entre los hombres

Shen Zhou. Leyendo en la montaña.

Me hice una choza entre los hombres.
Y, sin embargo, no oigo ni el ruido de los caballos ni el de los carruajes.
¿Cómo puede ser esto?
El corazón distante crea la soledad.
Cojo crisantemos detrás del seto del Oete,
y a lo lejos se ve la montaña del Sur.
Al atardecer, el aire de las montañas es delicioso.
Vuelan los pájaros uno en pos de otro.
En todo esto hay un honde sentido,
pero cuando lo quiero explicar me faltan las palabras.

Traducción de Marcela de Juan (Ma Ce Huang)

Me hice una choza entre los hombres
Tao Ch'ien (siglo IV)