sábado, 8 de marzo de 2014

La política y otros conflictos

Harry Kwinkelenberg. Cómo romper un huevo.

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Nuestras historias de las seis mil lunas no mencionan más regiones que los dos grandes imperios de Liliput y Blefuscu. Esas dos poderosas potencias, según iba a contarle, han mantenido durante las últimas treinta y seis lunas una guerra de lo más empecinado. La cosa comenzó por la razón siguiente. Todo el mundo admite que la manera primitiva de romper los huevos antes de comerlos consistía en abrirlos por el extremos más ancho. Pero, siendo un muchacho, el abuelo de Su Majestad actualmente reinante, al disponerse a comer un huevo y cascarlo según la práctica antigua, se cortó por casuaidad un dedo. Entonces, el emperador, su padre, publicó un edicto por el que ordenaba a todos sus súbditos romper los huevos por el extremo más estrecho bajo pena de grandes castigos. A la gente le sentó tan mal aquella ley que, según cuentan nuestras crónicas, estallaron por tal motivo seis sublevaciones en las que un emperador perdió la vida, y otro la corona.

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Se ha calculado que once mil personas sufrieron muerte en distintas fechas, antes que acceder a cascar los huevos por el extremo estrecho.

Traducción de José Luis Gil Aristu

Sátiras y aforismos
Jonathan Swift

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