Fotografía de Roy Stuart.
Poema escrito con tiza en una acera del Boulevard Saint Michel
Roma, donde el niño que yo fui sigue levantándole
las faldas a las chicas del Trastevere;
París, donde el hombre que yo soy se gana la vida
con tizas y melancolía;
Tánger, tardes en que me fumaba la vida en una
esquina del Zoco Chico;
Lisboa, mujeres que al cantar lloraban y que lloraban
al hacer el amor;
Samarkanda, un nombre que leí en un libro y que
está lleno de arena, palmeras y ojos negros;
Venecia, sílabas de agua;
Madrid, donde cumplí veinte años y las noches nunca
querían tener fin;
Marsella, una navaja con sangre no sé si ajena o mía;
Berlín, bajo los tilos, parejas de enamorados y de la
policía secreta;
Atenas, donde cazaba turistas entre las ruinas y
alguna vez me llevé un bolso y otras
un corazón; Roma, donde nací y donde nadie
me espera.
Principios y finales (1997)
José Luis García Martín
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