Gabriel Celaya, en 1990. Foto: Agencia EFE.
Debo ser algo tonto
porque a veces me ocurre que me pongo a hablar solo,
y digo cosas locas,
digo nombres bonitos de muchachas y barcos
o títulos de libros que nadie ha escrito nunca.
Debo ser algo tonto.
Babeo, grito y lloro.
Los verbos absolutos me llenan de ternura
y esas vocales sueltas, inútiles, redondas,
que vuelan para nada,
me elevan boquiabierto hacia no sé qué gozos.
Soy feliz y, por eso, también un poco tonto.
Tranquilamente hablando (1945-1946)
Gabriel Celaya (1911-1991)
No hay comentarios:
Publicar un comentario