viernes, 26 de julio de 2019

De la altanería

Teofrasto. Caracteres.

La altanería es un cierto desprecio de todo lo que no es uno mismo. El altanero es un individuo capaz de decirle, a alguien que tiene prisa, que lo recibirá después de la comida, durante el paseo. Según afirma, no se olvida del favor prestado. Mientras se pasea, en su calidad de árbitro, otorga su dictamen a los que sostienen un litigio. Habiendo sido elegido para un cargo público, renuncia al mismo mediante juramento, alegando que no tiene tiempo. No quiere acercarse a nadie el primero. Suele ordenar a sus proveedores y asalariados que se presenten en su casa al amanecer. Va por las calles sin hablar con las personas que le salen al encuentro: unas veces mira al suelo y otras, cuando le parece, hacia arriba. En el caso de que invite a sus amigos, él no come con ellos, sino que encarga a uno de sus subordinados que los atienda. Cuando se pone en camino, envía por delante a alguien para que anuncie su próxima llegada. No permite que nadie se acerque mientras se unge, se lava o come. Por supuesto, al ajustar las cuentas con otra persona, le ordena al esclavo que haga los cálculos, obtenga el importe total y se lo cargue en la cuenta. Cuando redacta una carta, no emplea: «Me harías un favor», sino: «Quiero que se haga», y «Te he enviado una persona para que me lo traiga», o «Procura que esto sea así y no de otra manera» y «Rápidamente». 

Traducción y notas de Elisa Ruiz García

Caracteres
Teofrasto (371-287 a. C.)

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