"Confieso que he vivido"...Bajo los volcanes, junto a los ventisqueros, entre los grandes lagos, el fragante, el silencioso, el enmarañado bosque chileno... Se hunden los pies en el follaje muerto, crepitó una rama quebradiza, los gigantescos raulíes levantan su encrespada estatura, un pájaro de la selva fría cruza, aletea, se detiene entre los sombríos ramajes. Y luego desde su escondite suena como un oboe... Me entra por las narices hasta el alma el aroma salvaje del laurel, el aroma oscuro del boldo... El ciprés de las guatecas intercepta mi paso... Es un mundo vertical. una nación de pájaros, una muchedumbre de hojas... Tropiezo en una piedra, escarbo la cavidad descubierta, una inmensa araña de cabellera roja me mira con ojos fijos, inmóvil, grande como un cangrejo... Un cárabo dorado me lanza su emanación mefítica, mientras desaparece como un relámpago su radiante arco iris... Al pasar cruzo un bosque de helechos mucho más alto que mi persona: se me dejan caer en la cara sesenta lágrimas desde sus verdes ojos fríos, y detrás de mí quedan por mucho tiempo temblando sus abanicos...
Pablo Neruda
5 comentarios:
Si no lo escribo, reviento, Este libro (ya había leído su poesía y me rendí a ella) supuso para mí la revelación de que el idioma castellano no sólo era mi única y verdadera patria, sino que además era mi destino.
Por cierto, quien sepa que corrija el título, no es "El joven provinciano", sino "Confieso que he vivido"
¡Pero que "proesía". No me extraña que el idioma sea tu patria, Gavilán.
Pero es que éste, éste...puede ser tu cárcel.
Si esa es mi cárcel, bendita cadena perpétua, Ar Lor.
Temuco,Temuco,Temuco....
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