Los Nueve Mil Millones De Nombres De Dios"Semejante a una minúscula cruz de plata, el viejo avión de transporte "D.C.3" acababa de posarse allá abajo, en el pequeño aeródromo improvisado. Esta visión daba ganas de beber un buen trago de whisky helado. Chuck empezó a cantar, pero se interrumpió de pronto. Las montañas parecían restarle ánimos.
Georges consultó su reloj.
-Estaremos en el llano dentro de una hora-dijo y añadió-:¿Crees que habrá terminado el cálculo?
Chuck no respondió, y Georges levantó la cabeza. Vió que el rostro de Chuck estaba muy pálido, vuelto hacia el cielo.
-Mira-murmuró Chuck.
Georges a su vez , levantó los ojos.
Por última vez, encima de ellos, en la paz de las alturas, las estrellas se apagaban una a una..."
Arthur C. Clarke
3 comentarios:
Sencillamente, mágico. Qué tiempos aquellos en que lo leímos.
Este relato de Clarke lo he leído y releído en El Retorno de los Brujos,y luego,durante un tiempo,
mirando el cielo estrellado me sacude el temor de que se acabe cumpliendo la profecía.
La traducción es la del "Retorno", higinio, hay otras en internet, pero no es lo mismo. La verdad, es que, Gavilán, mejor no se puede describir:
"sencillamente, mágico".
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