miércoles, 30 de enero de 2008

Volverán las oscuras golondrinas

Gustavo Adolfo Becquer

Volverán las oscuras golondrinas

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales,
jugando llamarán;

pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
esas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aun mas hermosas,
sus flores abrirán;

pero aquellas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
esas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;

pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido... desengáñate,
¡así no te querrán!

Rima LII
Gustavo Adolfo Bécquer

4 comentarios:

Ar Lor dijo...

Al Cesar lo que es del Cesar...Si Walt Whitman, fue lo que fue,Becquer, es el comienzo de todo, la "papilla poética" que creo, todos, hemos tomado.

Ulises dijo...

Justamente comentaba con Higinio hará unos días que de los 11 libros mas importantes quizás Las Rimas y Leyendas de Becquer fuera uno de ellos.Es cierto que fue la pasarela de los "tebeos" a las primeras novelas.Mi primer libro de poemas fue precisamente este.El segundo fue el Romancero Gitano de Lorca y el tercero,y primero que compré con mi propio dinero,fue Angel Fieramente Humano de Blas de Otero.
No se por qué la memoria hace que seamos capaces de recitar los primeros poemas leidos,en este caso los de Becquer.Seguro estoy que en cualquier tertulia de pronto sonarían los siguientes versos:
"¿Adónde voy? El más sombrío y triste
de los páramos cruza,
valle de eternas nieves y de eternas
melancólicas brumas:
en donde esté una piedra solitara,
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido,
allí estará mi tumba."

Becquer.

Gavilán dijo...

Lo de la papilla lo expresa con precisión. Así es, Ar lor.

Higinio dijo...

Becquer pasó un tiempo en el monasterio de Veruela (Zaragoza).
Y es un placer pasear por los jardines (junto a Becquer) y visitar el scriptorium lleno de invisibles y atareados copistas.