jueves, 7 de febrero de 2008

Anatomía de la melancolía

Alberto Durero: La melancolía
“Temor y temblor por doquier, terror por doquier, por doquier temor.
Miedos, temores y terrores por todas partes, en cualquier tiempo y esta­ción”.

Al igual que los zapateros, cuando llevan los zapatos a casa, se lamentan siempre de que el cuero esta cada vez más caro, otro tanto podría yo hacer con estos síntomas melancólicos, pues los que provoca la desesperación son sumamente violentos, trágicos y graves, superiores a todos los otros,y sólo puede describírseles en forma negativa, como privación de toda felicidad y, por tanto, insoportables.
«Pues ¿quién sostendrá el ánimo abatido?» ¿Qué otra cosa hizo Timantes en su retrato de Ifigenia, sino representar el momento en que iba a ser sacrificada? Cuando ya había pintado el duelo de Calcas, la tristeza de Ulises y el sumo pesar de Menelao, cuando había mostrado todo su arte en la expresión de una gran variedad de afectos, «cubrió con un velo la cabeza de Agamenón, el padre de la muchacha, y dejó que cada espectador imaginase sus sentimientos», pues ese padecimiento auténtico y ese dolor extremo que el padre sentía, ningún arte podría describirlos. Lo que el pin­tor hizo con su retrato es lo que yo quiero hacer al describir los síntomas de la desesperación.

Imagina lo que puedas: miedo, pesar, rabia, padecimiento, dolor, terror, angustia lóbrega, horrible, tediosa, irritante, etc., nada será sufi­ciente, todo será poco, no hay lengua que pueda describirlo, no hay corazón que pueda concebirlo.

Es un epítome del infierno, un extracto, una quinta­esencia, un compuesto y una mezcla de todas las enfermedades mortales, de todas las torturas tiránicas, de todas las plagas y perplejidades.

No hay apenas enfermedad a la que no procure algún remedio la medicina.

Para cualquier llaga, la cirugía proporciona una cura. La amistad ayuda en la pobreza; con­fiar en obtener libertad alivia en la prisión; la petición de ayuda y protección pone fin a los destierros, y la autoridad y el tiempo hacen desaparecer los reproches.

Pero ¿qué medicina, qué cirugía, qué fortuna, favor o autoridad pueden aliviar, ayudar a soportar, amenguar o eliminar una conciencia ator­mentada?

Un espíritu en paz lo cura todo, pero no puede confortar un alma abatida.

¿Quién puede acallar la voz de la desesperación?
Anatomía de la melancolía
Robert Burton

1 comentario:

Higinio dijo...

El Espasa-Calpe define la melancolía como:" Tristeza o depresión dolorosa no motivada por causa alguna exterior, vaga, profunda, sosegada y permanente, que hace que no encuentre el que la padece gusto ni diversión en ninguna cosa ".
El libro de Burton habla de sus causas, sus efectos y remedios.
Ameno y pletórico de citas clásicas,( defecto para algunos, placer para otros)nos aguarda en las tardes de tormenta.