martes, 5 de febrero de 2008

El Satiricón

La cena de Trimalción

XLIV

Haec Phileros dixit, illa Ganymedes: "Narrat is quod nec ad terram pertinet, cum interim nemo curat quid annona mordet. Non mehercules hodie buccam panis invenire potui. Et quomodo siccitas perseverat! Iam annum esuritio fuit. Aediles male eveniat, qui cum pistoribus colludunt: 'Serva me, servabo te.' Itaque populus minutus laborat; nam isti maiores maxillae semper Saturnalia agunt. O si haberemus illos leones, quos ego hic inveni, cum primum ex Asia veni. Illud erat vivere. larvas sic istos percolopabant, ut illis Iuppiter iratus esset. Sed memini Safinium; tunc habitabat ad arcum veterem, me puero: piper, non homo. Is quacunque ibat, terram adurebat. Sed rectus, sed certus, amicus amico, cum quo audacter posses in tenebris micare. In curia autem quomodo singulos pilabat. Nec schemas loquebatur sed directum. Cum ageret porro in foro, sic illius vox crescebat tanquam tuba. Nec sudavit unquam nec expuit; puto enim nescio quid Asiadis habuisse. Et quam benignus resalutare, nomina omnium reddere, tanquam unus de nobis! Itaque illo tempore annona pro luto erat. Asse panem quem emisses, non potuisses cum altero devorare. Nunc oculum bublum vidi maiorem. Heu heu, quotidie peius! Haec colonia retroversus crescit tanquam coda vituli. Sed quare nos habemus aedilem trium cauniarum, qui sibi mavult assem quam vitam nostram? Itaque domi gaudet, plus in die nummorum accipit quam alter patrimonium habet. Iam scio unde acceperit denarios mille aureos. Sed si nos coleos haberemus, non tantum sibi placeret. Nunc populus est domi leones, foras vulpes. Quod ad me attinet, iam pannos meos comedi, et si perseverat haec annona, casulas meas vendam. Quid enim futurum est, si nec dii nec homines eius coloniae miserentur? Ita meos fruniscar, ut ego puto omnia illa a diibus fieri. Nemo enim caelum caelum putat, nemo ieiunium servat, nemo Iovem pili facit, sed omnes opertis oculis bona sua computant. Antea stolatae ibant nudis pedibus in clivum, passis capillis, mentibus puris, et Iovem aquam exrabant. Itaque statim urceatim plovebat: aut tunc aut nunquam, et omnes ridebant udi tanquam mures. Itaque dii pedes lanatos habent, quia nos religiosi non sumus. Agri iacent. . .

XLIV

Así habló Fileros, y así continuó Ganímedes:
- Éste nos cuenta historias que no conciernen ni al cielo ni a la tierra. Mientras tanto, nadie se preocupa de los estragos que provoca el alza del trigo. iPor Hércules!, hoy no he podido encontrar un solo bocado de pan. j Y hay que ver cómo dura la sequía! Ya hace un año que hay carestía de víveres. Malditos sean los ediles que se han aliado con los panaderos: «sírveme y yo te serviré»... Es así como sufren los más necesitados, porque para aquellas enormes mandíbulas todos los días son Saturnales. ¡Oh! iSi por lo menos tuviésemos aquellos leones que encontré aquí la primera vez que llegué de Asia! Aquello sí era vida. Si la harina de flor de Sicilia era mala, les daban tal tunda a esos mamarrachos que provocaban la cólera del mismo Júpiter. Me acuerdo de Safinio, que vivía -cuando yo era niño- cerca del viejo arco de triunfo. Era la pimienta personificada. Por donde pasaba, la tierra ardía. Pero era recto, pero era llano, buen amigo. Con él se podía, sin cuidado, jugar de noche a la morra (14). Era de ver cómo pisaba a todos en la curia. No usaba figuras retóricas e iba siempre al grano. En cambio, cuando peroraba en el foro, su voz se elevaba como una tuba, sin sudar ni escupir un solo momento. Creo que tenía un no sé qué de asiático. ¡ Y con qué educación respondía a los saludos y llamaba a cada uno ¡por su nombre como si hubiera sido uno de nosotros! En ese tiempo el trigo estaba por casi nada. El pan, que se compraba por un as, no eran capaces de comerlo dos personas. Ahora un ojo de buey es más grande. ¡Ay, ay! Cada día es peor. Esta colonia crece para atrás, como cola de ternero. Pero, ¿por qué soportamos a un edil que no vale tres higos secos, a un edil que prefiere ganar un as que preocuparse por nuestras vidas? Por eso se las pasa bien en su casa, donde en un solo día gana más dinero que el que cualquiera de nosotros cuenta en sus economías. Ya estoy al corriente de cómo ha ganado mil denarios de oro. Pero si tuviéramos cojones, no estaría tan tranquilo. El pueblo, ahora, únicamente es león en su casa; en la calle, zorro ¡En lo que a mí me atañe, ya me he comido mis trapos y, si continúan así los precios, tendré que vender mis chozas. ¿Qué es lo que pasará, si ni dioses ni hombres se apiadan de esta colonia? Yo creo, por la cabeza de mis hijos, que todo esto proviene de los dioses, puesto que nadie cree que el cielo es cielo, nadie observa el ayuno, a nadie le importa Júpiter un pelo. Todo el mundo no hace sino contar sus riquezas a escondidas. Antaño las matronas subían a la Colina (del Capitolio) sin zapatos; con el pelo suelto y la conciencia limpia iban a pedir agua a Júpiter. La lluvia caía inmediatamente a cántaros. Esto sucedía al momento o nunca, y todo el mundo gozaba, empapados como ratas. Nuestra falta de religiosidad hace que los dioses tengan ahora los pies enlanados. Los campos están abandonados...

El Satiricón

Petronio

3 comentarios:

Gavilán dijo...

Delicioso y de plena actualidad, Ar Lor.

Ar Lor dijo...

Podría decirse salvajemente actual, la subida del pan, la sequía,los ediles corruptos y ¡lo del trigo!, es que entonces ¿también había biocombustibles?

Gavilán dijo...

Al parecer, el tiempo lo cambia todo... menos a los políticos.