lunes, 28 de abril de 2008

Los cantos de Maldoror

Quiera el cielo que el lector, animoso y momentáneamente tan feroz como lo que lee, encuentre sin desorientarse su camino abrupto y salvaje a través de las ciénagas desoladas de estas páginas sombrías y rebosantes de veneno; pues, a no ser que aplique a su lectura una lógica rigurosa y una tensión espiritual equivalente por lo menos a su desconfianza, las emanaciones mortíferas de este libro impregnarán su alma, igual que el agua impregna el azúcar. No es aconsejable para todos leer las páginas que seguirán; solamente a algunos les será dado saborear sin riesgo este fruto amargo. Por lo tanto, alma tímida, antes de penetrar más en semejantes landas inexploradas, dirige tus pasos hacia atrás y no hacia adelante.
Isidore Ducase -Conde de lautremont-
Los cantos de maldoror

2 comentarios:

Ar Lor dijo...

¡El mal! ¡Qué bien se expresa!

Higinio dijo...

De Lautréamont se cuenta que en París " vivía en un tétrico aposento de la calle Notre-Dame-des- Victoires, amueblado con una cama, dos cajas llenas de libros y un piano vertical; allí escribía por la noche desvelado por numerosas tazas de café".
Sus Cantos son considerados como uno de los libros más extraños de la literatura francesa.