"-¿Y si fuéramos?
-¿A dónde?
-Pues a pescar.
-Pero, ¿a dónde?
-Pues a nuestra isla. Las avanzadas francesas están cerca de Colombes. Conozco al coronel Dumoulin; nos dejarán pasar fácilmente.
Morissot se estremeció de deseo: -Está hecho. De acuerdo. -Y se separaron para ir a recoger los aparejos.
Una hora después, caminaban juntos por la carretera. Enseguida llegaron a la ciudad que ocupaba el coronel. Éste sonrió ante su petición y accedió a su fantasía.Volvieron a ponerse en marcha, provistos de un salvoconducto.
Pronto franquearon las avanzadas, cruzaron un Colombre adandonado y se encontraron al borde de las viñas que bajan hacia el Sena. Eran aproximadamente las once.
Frente a ellos, el pueblo de Argenteuil parecía muerto.
Las alturas de Orgemont y Sanois dominaban toda la región. La gran llanura que se extiende hasta Naterre estaba vacía, completamente vacía, con sus cerezos desnudos y sus tierras grises.
El señor Sauvage, señalando con el dedo las cumbres, murmuró:-¡Los prusianos están allá arriba!. Y la inquietud paralizaba a los dos amigos ante aquella tierra desierta."
-¿A dónde?
-Pues a pescar.
-Pero, ¿a dónde?
-Pues a nuestra isla. Las avanzadas francesas están cerca de Colombes. Conozco al coronel Dumoulin; nos dejarán pasar fácilmente.
Morissot se estremeció de deseo: -Está hecho. De acuerdo. -Y se separaron para ir a recoger los aparejos.
Una hora después, caminaban juntos por la carretera. Enseguida llegaron a la ciudad que ocupaba el coronel. Éste sonrió ante su petición y accedió a su fantasía.Volvieron a ponerse en marcha, provistos de un salvoconducto.
Pronto franquearon las avanzadas, cruzaron un Colombre adandonado y se encontraron al borde de las viñas que bajan hacia el Sena. Eran aproximadamente las once.
Frente a ellos, el pueblo de Argenteuil parecía muerto.
Las alturas de Orgemont y Sanois dominaban toda la región. La gran llanura que se extiende hasta Naterre estaba vacía, completamente vacía, con sus cerezos desnudos y sus tierras grises.
El señor Sauvage, señalando con el dedo las cumbres, murmuró:-¡Los prusianos están allá arriba!. Y la inquietud paralizaba a los dos amigos ante aquella tierra desierta."
Guy de Maupassant
Cuentos de guerra
2 comentarios:
En pleno asedio de París por las tropas prusianas,dos amigos deciden ir a pescar,tal como solían hacerlo antes de la guerra,pese al peligro de encontrarse con el enemigo invasor.
Este acto de máxima libertad,que no supone ignorar la guerra,sino todo lo contrario,les llevará a un trágico final.
Recomiendo leer este pequeño relato incluido en Cuentos de Guerra.
Aprovecho también este comentario en recuerdo de todas las victimas de la guerra en la antigua Yugoslavia.A todos aquellos que no renunciaron en cruzar una calle pese al fuego de los francotiradores.
Palabra por palabra rubrico el comentario de Ulises.
Nos dice Maurois que Montherlant "ama a los niños y los animales porque, en unos y otros, no hay disimulo".
Colgada del cuello lleva siempre una bolsa de cuero donde ha metido sus máximas favoritas.La vida no es más que un juego y un pasatiempo(Corán).La verdadera alegría es cosa seria (Séneca).Es necesario navegar, no es necesario vivir (Pompeyo).
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