Metamorphoseon
Liber X
Pygmalion
Quas quia Pygmalion aevum per crimen agentis
viderat, offensus vitiis, quae plurima menti
femineae natura dedit, sine coniuge caelebs
vivebat thalamique diu consorte carebat.
interea niveum mira feliciter arte
sculpsit ebur formamque dedit, qua femina nasci
nulla potest, operisque sui concepit amorem.
virginis est verae facies, quam vivere credas,
et, si non obstet reverentia, velle moveri:
ars adeo latet arte sua. miratur et haurit
pectore Pygmalion simulati corporis ignes.
saepe manus operi temptantes admovet, an sit
corpus an illud ebur, nec adhuc ebur esse fatetur.
oscula dat reddique putat loquiturque tenetque
et credit tactis digitos insidere membris
et metuit, pressos veniat ne livor in artus,
et modo blanditias adhibet, modo grata puellis
munera fert illi conchas teretesque lapillos
et parvas volucres et flores mille colorum
liliaque pictasque pilas et ab arbore lapsas
Heliadum lacrimas; ornat quoque vestibus artus,
dat digitis gemmas, dat longa monilia collo,
aure leves bacae, redimicula pectore pendent:
cuncta decent; nec nuda minus formosa videtur.
conlocat hanc stratis concha Sidonide tinctis
adpellatque tori sociam adclinataque colla
mollibus in plumis, tamquam sensura, reponit.
festa dies Veneris tota celeberrima Cypro
venerat, et pandis inductae cornibus aurum
conciderant ictae nivea cervice iuvencae,
turaque fumabant, cum munere functus ad aras
constitit et timide "si, di, dare cuncta potestis,
sit coniunx, opto," non ausus "eburnea virgo"
dicere, Pygmalion "similis mea" dixit "eburnae."
sensit, ut ipsa suis aderat Venus aurea festis,
vota quid illa velint et, amici numinis omen,
flamma ter accensa est apicemque per aera duxit.
ut rediit, simulacra suae petit ille puellae
incumbensque toro dedit oscula: visa tepere est;
admovet os iterum, manibus quoque pectora temptat:
temptatum mollescit ebur positoque rigore
subsidit digitis ceditque, ut Hymettia sole
cera remollescit tractataque pollice multas
flectitur in facies ipsoque fit utilis usu.
dum stupet et dubie gaudet fallique veretur,
rursus amans rursusque manu sua vota retractat.
corpus erat! saliunt temptatae pollice venae.
tum vero Paphius plenissima concipit heros
verba, quibus Veneri grates agat, oraque tandem
ore suo non falsa premit, dataque oscula virgo
sensit et erubuit timidumque ad lumina lumen
attollens pariter cum caelo vidit amantem.
coniugio, quod fecit, adest dea, iamque coactis
cornibus in plenum noviens lunaribus orbem
illa Paphon genuit, de qua tenet insula nomen.
Metamorfosis
Libro X
Pigamalión
Vio Pigmalión a esas hembras vivir en el crimen, y hastiado
de los muchísimos vicios que dio al femenino carácter
naturaleza, vivía soltero y privado de esposa,
y muchos años pasó sin mujer que durmiera en su lecho.
En aquel tiempo esculpió felizmente con arte admirable
una figura de níveo marfil y tan bella cual nunca
hubo mujer, y cayó enamorado de aquella su obra.
Era su cara de virgen auténtica, tal que creyeras
que estaba viva y que sólo el pudor la impedía moverse.
Tanto consigue su arte que el arte se encubra. La admira
y deja entrar en su pecho la llama por un cuerpo falso.
Lleva a menudo a la estatua sus manos probando si es cuerpo
o si es marfil, y que sea marfil se resiste a creerlo.
Besos le da y los cree devueltos, la habla y la toca
y se imagina que oprimen sus dedos los miembros tocados,
y tiene miedo de hacer moratones allí donde aprieta,
y ya le dice requiebros, ya trae para ella regalos
como a las mozas les gustan: las conchas y piedras redondas,
crías de pájaro y flores de muchos colores y lirios
y variopintas pelotas y lágrimas de las Helíades,
las que destila su árbol; la adorna también con vestidos,
joyas le ajusta a los dedos y un largo collar a su cuello,
perlas le cuelga en la oreja, colgantes le pone en el pecho:
todo le sienta muy bien, y desnuda no es menos hermosa.
Sobre un colchón la recuesta teñido en sidonia tintura
y compañera de lecho la llama y reclina su cuello
sobre almohadones de pluma, cual si ella pudiera sentirlo.
Vino la fiesta de Venus, el día que es más celebrado
en toda Chipre, y habían caído las vacas heridas
en su nevada cerviz, con sus cuernos hermosos dorados,
y humeaba el incienso. Después de su ofrenda paróse
ante el altar Pigmalión, y con miedo: «Si todo, oh dioses,
darlo podéis...», y no osando pedir la mujer marfileña,
«cual la mujer de marfil», dijo él, «yo deseo a mi esposa».
Venus dorada, que estaba presente en su fiesta, comprende
qué significa el deseo y, augurio de gracia divina,
tres veces prende la llama y alzó por el aire su punta.
Vuelto a su casa, marchó a ver la imagen de aquélla, su amada,
y la besaba inclinándose al lecho; y creyó hallarla tibia;
besos de nuevo le da y acaricia de nuevo sus pechos;
se reblandece el marfil al tocarlo y ya pierde dureza,
húndese y cede a los dedos, igual que se ablanda la cera
dándola el sol o, si acaso un pulgar la moldea, reviste
múltiples formas y se hace más dúctil habiéndola usado.
Mientras se asombra y se alegra dudando y aun teme engañarse,
vuelve otra vez, amoroso de nuevo, a palpar lo que ama.
Era ya un cuerpo, las venas latían al ser apretadas.
Ya sí que entonces el héroe de Pafos pronuncia palabras
llenas de gracias a Venus y al fin con su boca comprime
labios por fin de verdad y, al besarla, la joven
siente los besos y muestra rubor y, sus ojos alzando
tímidamente a los ojos de él, vio la luz y a su amante
ambos a un tiempo. La diosa allí estuvo en la boda, obra suya,
y al completar nueve veces la luna su disco y sus cuernos,
ella fue madre de Pafos, mujer que dio nombre a la isla’.
Metamorfosis (X 243-297)
(Versión de Vicente Cristóbal)
Ovidio
2 comentarios:
¿Cuál sería el síndrome de pigmalión en un escritor? ¿Enamorarse de su estilo? ¿Fornicar con él?
Imitarse a sí mismo.
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