con sus fláccidos senos bamboleantes,
las manos de marfil
y la colonia barata.
Sus ojos de solterona se posaron
en cada uno de los reunidos.
Ninguno le devolvió la mirada.
La vi salir vencida, casi ridicula.
Allí no había más que vivos.
las manos de marfil
y la colonia barata.
Sus ojos de solterona se posaron
en cada uno de los reunidos.
Ninguno le devolvió la mirada.
La vi salir vencida, casi ridicula.
Allí no había más que vivos.
Emilio Teno
"EL Tiempo que nos toca"
"EL Tiempo que nos toca"
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