viernes, 20 de junio de 2008

Wu

Miré a lo alto y vi, rayando el cielo con su vuelo,
el fénix y el cisne de las nieves.
Ni riqueza ni honores: tiempo ha que ya no pienso en eso.
El caballo aspeado no ambiciona correr
una distancia de mil leguas.
El desterrado vive siempre rendido por
el cansancio de un otoño entero.
Los hombres de nueve veces nueve años fueron
de esta manera en todo tiempo.
Y, además, ¿dónde ir una vez separado del lago del Oeste?
Mas el hombre cuerdo, en toda pesadumbre que le aflija,
debe saber que el cielo nunca dispone nada que no tenga su fin.
¡Oh montañas, oh ríos de la región de Wu!
Aún me queda el consuelo de cantaros en mis puros poemas.
Wu
Su Tong Po

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