jueves, 24 de julio de 2008

Madame Bovary

Madame Bovary volvió a tomar el brazo de Rodlphe; él continuó como hablándose a sí mismo:
-¡Sí!, ¡tantas cosas me han faltado! ¡siempre solo! ¡Ah!, si hubiese tenido una meta en la vida, si hubiese encontrado un afecto, si hubiese hallado a alguien... ¡Oh!, ¡cómo habría empleado toda la energía de que soy capaz, lo habría superado todo, roto todos los obstáculos!
-Me parece, sin embargo -dijo Emma-, que no tiene de qué quejarse.
-¡Ah!, ¿cree usted? -dijo Rodolphe.
-Pues al fin y al cabo -replicó ella-, es usted libre.
Emma vaciló:
-Rico.
-No se burle de mí -contestó él.

Madame Bovary
Gustave Flauber

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