"La fabricación de un novimundo, autoplanetoide, aviplaneta u orbimotor"Era uno de los muchos prodigiosos inventos de María Pepa; pues las ventajas de este corcho cristalizado no se reducían a las mecánicas derivadas de la reducción de su peso a poco menos de la mitad que el del agua, y a menos de un quinto del vidrio ordinario, con grandísima economía de fuerza propulsora, sino que además tenía otras notabilísimas en cuanto transparente material utilizable en aplicaciones ópticas: excelencias desconocidas y hasta inverosímiles en el crown, en el flint y en todos los glasses hasta entonces empleados en la fabricación de lentes, anteojos y telescopios.
Indices de refracción, convergencias, dispersiones de lentes, son zarandajas de óptica matemática que podrían explicar el invento; ¿pero a qué? si para que el lector forme concepto de su alcance bástale recordar que metida María Pepa en su mundo se la veía desde fuera del tamaño de un guisante y saber, pues ahora se le dice, que cuando, estando fuera, se la miraba desde dentro subía su estatura a la de las más altas catedrales del mundo.
¡El autoplanetoide entero era todo él anteojo! ¡Y qué anteojo!... Un anteojo sin tubo, en que sólo con dirigir los ojos desde el interior del cristalino globo a los astros veriaselos, a través de sus transparentes paredes, con tamaños cinco o seis veces mayores de como los mostraban los más potentes aparatos de los mejores observatorios astronómicos en el año 2185, que, naturalmente, eran incomparablemente superiores a los de 1908.
Ripoll se entusiasmaba pensando en el pletórico surtido de descubrimientos que traería de su viaje.
- Esto es tener - decía - el universo en el bolsillo; porque si en vez de mirar a simple vista miro con un anteojo, no va a quedar rincón de estrella en donde yo no fisgonee, ni repliegue en ninguna, para mí escondido.
Y tan grande era su entusiasmo que no le dejó ver ciertos inconvenientes del sistema, para observaciones de conjunto en el cielo, Mas, felizmente, los veía María Pepa y les ponía remedio...
En montar las convergentes columnas radiales de sostenimiento de la esfera interior se invirtieron cerca de cuatro meses, y en la inflación de dicha esfera poco más o menos, con lo cual finalizaba el año 2185 cuando el automundo quedó en estado de recibir en su interior los edificios destinados a alojamientos de expedicionarios y a instalaciones de maquinarias, bibliotecas, gabinetes, laboratorios, etc., etc.: en suma, cuanto en Mendoza fabricaban los tres ancianos ayudantes de la que ya podemos llamar Capitana; pues por entonces se publicó oficialmente su nombramiento para aquel alto cargo: tan alto que no faltó quien propusiera sustituirlo por el de Gran Almirante de las Escuadras del Océano Etéreo, pues el mundo (éste, el antiguo) daba por descontado que el aviplaneta en construcción no era sino el primero de los que andando el tiempo constituirían tales armadas. Por ello se le designó con el nombre de Autoplanetoide A-1; en el cual la A indicaba el tipo y el 1 el número de fabricación dentro del tipo. Porque, ¿quién podía dudar que andando el tiempo surgirían nuevos modelos, B, C... V... Z... dentro de los cuales el guarismo adherente indicaría el número de las futuras transetéreas naves?...
De los Andes al cielo
«Viajes planetarios en el siglo XXII»
"La fabricación de un novimundo"
(Selección de textos Domingo Santos y Luis Vigil)
El coronel Ignotus (José de Elola)
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