domingo, 14 de septiembre de 2008

Trenes

El silbato de los trenes es un sonido hechizante que nos obliga a viajar. El tren brinda tranquilidad al viajero incluso en los lugares más terribles; nada que ver con la ansiedad y los sudores fríos que provocan los aviones, o el nauseabundo olor a gasolina que se respira en los autocares durante los largos trayectos, o la parálisis que aflige a quien viaja en coche. Si un tren es amplio y confortable, ni siquiera hace falta un destino; basta un asiento a un extremo del vagón para convertirse en uno de esos viajeros incansables que nunca llegan a ninguna parte -o al menos eso quisieran-, como el hombre afortunado que vive en los ferrocarriles italianos porque está jubilado y tiene un pase que le permite viajar a donde quiera.

Trenes
Paul Theroux

No hay comentarios: