-Pero el caso es que sólo se tiene una vida.
-Tal es lo que yo pienso. Pero la vida es como uno se la hace. Yo podría haber sido empleado de oficina, y entonces la cosa habría sido más difícil. Pero aquí, con el mar y la jungla, con tantos recuerdos del pasado y toda esa gente, malayos, papúes, chinos y holandeses, con mis libros y mis ratos de ocio como si fuera un millonario...¡Dios santo...! ¿Qué más podría apetecer?
Fred Blake le miró unos instantes, reflexionando con una intensidad tan poco habitual en él que le hizo fruncir el ceño. Cuando comprendió lo que Erik quería decir, la sorpresa se reflejó en su voz.
-Pero eso es sólo una ficción.
-Es la única realidad que existe -repuso Erik.
-No sé lo que quiere usted decir con eso. La realidad es hacer cosas, no soñarlas. Sólo se es joven una vez, y uno quiere, naturalmente, divertirse, ganar dinero, tener una buena posición y todo lo demás.
-¡Oh, no! ¿Por qué cree usted que uno hace algo? Desde luego, hay que trabajar para vivir, pero también se trabaja para satisfacer la imaginación. Dígame: cuando usted vio esas islas desde el mar sintió su alma ilusionada; luego, al desembarcar en ellas, se encontró con una jungla monótona. ¿Cuál de las dos le pareció la isla real? ¿Cuál le dio a usted más y cuál es la que conservará en la memoria?
El paso del hombre
William Somerset Maugham
2 comentarios:
Muy propio el texto de un soñador, ¿es tu vida así también, Higinio?
Higinio es un soñador, ya lo creo, quizá el mayor soñador que conozco. Dios lo proteja y le de larga vida para contar con su amistad.
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