Correr mundo fue siempre y es todavía mi pasión dominante, la alegría de mi corazón, la verdadera luz de mi existencia. Tanto en mi primera infancia, como en la adolescencia y lo mismo en la mayor edad, siempre he sido, por vocación, un andariego; no el simple excursionista que ya se considera explorador con sólo visitar los valles boscosos y las cimas de las colinas de su propia patria, sino un viajero entusiasta en grado sumo, que constantemente ha anhelado poder vagar por el globo y recorrerlo en toda su extensión.
La isla de coral
R. M. Ballantyne
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