Cada dos semanas había una conferencia en la Sociedad Geográfica de Londres. Una persona hacía una presentación y otra expresaba agradecimiento. El orador final solía poner objeciones o someter a prueba la consistencia de la exposición, se mostraba pertinentemente crítico, pero nunca impertinente. Los oradores principales se atenían -según daban todos por descontado- a los hechos y presentaban con modestia hasta las hipótesis más osadas.
Mi viaje por el desierto de Libia, desde Sokunm, en la costa mediterránea, hasta el Obeid, en el Sudán, transcurrió por una de las pocas rutas de la superficie terrestre que presentan diversos problemas geográficos interesantes.
En aquellas salas revestidas de madera de roble nunca se mencionaban los años de preparación, investigación y acopio de fondos. El conferenciante de la semana anterior había citado la pérdida de treinta vidas en el hielo de la Antártida. Se anunciaban con panegíricos mínimos pérdidas similares a consecuencia del calor extremo o de los huracanes. Toda consideración relativa al comportamiento humano y financiero resultaba absolutamente ajena a la cuestión que se examinaba, a saber, la superficie de la Tierra y sus "interesantes problemas geográficos".
Traducción de Carlos Manzano
Traducción de Carlos Manzano
El paciente inglés
Michael Ondaatje
1 comentario:
La "Real" Sociedad Geográfica de Londres, eso es lo que tiene, "va al grano".
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