-Pero, ¿por qué estoy detenido, y para colmo, de esta manera?
-Ya vuelve usted a empezar -dijo el inspector, hundiendo una tostada con manteca en el bote de la miel-. No respondemos a semejantes preguntas.
-Se verán obligados a responderlas- dijo K...-. Vean mis papeles de identidad. Ahora muéstrenme los suyos y déjenme, sobre todo, su orden de detención.-¡Dios mío, Dios mío! -dijo el guardián-. ¡Cómo le cuesta entrar en razón. Se diría que sólo busca irritarnos inutilmente, a nosotros que, sin embargo, somos sin duda en este momento las personas que mejor le quieren.
El proceso
Franz Kafka.
2 comentarios:
Este párrafo, sigue poniéndome los pelos de punta.
Es la facilidad que tiene lo kafkiano para descolocarnos.
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