Tirado allí (dice Anse), justo frente a mi puerta, donde hay enormes posibilidades de ser hallado por alguna de las malas suertes que por allí vienen o van. Le dije a Addie que no era afortunado vivir sobre un camino cuando éste conducía aquí, y ella dijo, como una mujer para el mundo, "Entonces levántate y camina". Pero le dije que no había suerte en ello, porque el Señor colocó a los caminos para que se viajara: pues los puso aplanados contra la tierra. Cuando Él quiere que algo esté moviéndose siempre, lo hace alargado, como un camino o un caballo o una carreta, pero cuando quiere que algo se quede tranquilo, Él lo hace más bien alto, de arriba abajo, como un árbol o un hombre. Y es así cómo Él nunca tuvo intenciones de que la gente viviera sobre un camino, porque ¿cuál llega antes? digo yo, ¿el camino o la casa? ¿Alguna vez lo has visto colocar un camino cerca de una casa? digo yo. No nunca, digo, porque siempre el asunto es que los hombres no se quedan tranquilos hasta conseguir colocar la casa allí donde todo el que pasa en una carreta puede escupir sobre la entrada, manteniendo a la gente inquieta y con deseos de partir hacia algún lugar cuando Él quiso que se quedaran tranquilos como un árbol o una planta de maíz. Porque si Él tuviera la intención de que el hombre estuviera siempre moviéndose y partiendo hacia otros lugares, ¿no lo hubiera alargado sobre la panza, como una serpiente? Es lógico que sí.
Mientras Agonizo
William Faulkner
1 comentario:
¡Muy bueno! Higinio
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