En Londres, aproveché unas horas que tenía libres para ir al Museo Británico a consultar los libros y mapas de la biblioteca referentes a Transilvania; pensé que sería una ayuda tener de antemano alguna idea del país, antes de entrevistarme con un noble de ese lugar. Averigüé que la región a la que hacía referencia está en el extremo este del territorio, exactamente en los límites de tres estados: Transilvania, Moldavia y Bukovina, en plena cordillera de los Cárpatos, y que es una de las regiones más remotas menos conocidas de Europa. No conseguí descubrir en ningún libro ni mapa el lugar exacto del castillo de Drácula, ya que no existen mapas de este país comparables a nuestros Ordnance Survey maps; pero averigüé que Bistritz, la ciudad donde el conde Drácula decía que debía apearme, era bastante conocida. Consignaré aquí algunas notas que me ayuden a recordar, cuando hable con Mina del viaje.
La población de Transilvania está formada por cuatro nacionalidades distintas: los sajones al sur; y mezclados con ellos, los valacos, que son descendientes de los dacios; los magiares al oeste, y los szekelys al este y al norte. Me encuentro entre estos últimos, que pretenden ser descendientes de Atila y de los hunos. Puede ser, porque cuando los magiares conquistaron el país, en el siglo XI, encontraron a los hunos asentados en él. He leído que en la herradura de los Cárpatos se reúnen todas las supersticiones del mundo, como si fuese el centro de una especie de remolino de la imaginación; si es así mi estancia me va a resultar interesante.
La población de Transilvania está formada por cuatro nacionalidades distintas: los sajones al sur; y mezclados con ellos, los valacos, que son descendientes de los dacios; los magiares al oeste, y los szekelys al este y al norte. Me encuentro entre estos últimos, que pretenden ser descendientes de Atila y de los hunos. Puede ser, porque cuando los magiares conquistaron el país, en el siglo XI, encontraron a los hunos asentados en él. He leído que en la herradura de los Cárpatos se reúnen todas las supersticiones del mundo, como si fuese el centro de una especie de remolino de la imaginación; si es así mi estancia me va a resultar interesante.
Drácula
Bram Stoker
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