Peter Handke escribe incansablemente. Mientras en España aparece algo tarde la Historia del lápiz (Península), en Alemania, tras su Ensayo sobre el cansancio (Alianza), en alemán ha completado ya una serie de tres "ensayos" o "intentos" con los dedicados al jukebox y a lo que él llama "el día logrado". Por otro lado, también viajaba incansablemente hasta hace muy poco. Pero hace unos meses se instaló en un chalet de las afueras de París y ha iniciado una vida sedentaria.
Pregunta. Hasta hace unos meses vivía usted de hotel en hotel, sólo con unos zapatos y una camiseta. Ahora está instalado en las afueras de París. ¿A qué se debe el cambio?
Respuesta. Conocía esta región porque viví aquí con mi hija hace 15 años. La región me fue conquistando, así que pensé, caso de instalarme alguna vez en un sitio, en éste. La casa me gusta mucho. Por vez primera he sentido lo que significa habitar una casa, ir de una habitación a otra, ver cómo cambia la luz, ver desde ventanas distintas las distintas estaciones. Sobre todo gracias al jardín. Como Epicuro, no quisiera ya vivir sin jardín. Por eso pensé que éste era el sitio y pienso mantenerme aquí todo lo que pueda. He necesitado varios meses para superar mi claustrofobia en los supermercados, que sufrí los tres años que anduve de un lado a otro, sin pisar una tienda. He necesitado mucho tiempo para volver a ir a un supermercado, pero, poco a poco, forma parte otra vez de la vida diaria.
P. En los meses que pasó en Soria para escribir su libro Versuch über die jukebox (Ensayo sobre el jukebox), ¿qué conclusiones o impresiones sacó de España?
R. Impresiones, muchas; conclusiones, gracias a Dios, ninguna. tengo muchas impresiones bonitas. Debido, sobre todo, a que no me inmiscuí en nada. En todo ese tiempo de estancia en Soria, como antes en Linares, no hablé realmente con nadie. Sólo al final vinieron al hotel un par de poetas jóvenes, creo que de Soria, que no sé cómo se enteraron de quién era yo. Pero me escapé corriendo en el autobús del día sigiente a Valladolid, pues no me sentía capaz de hacer el papel de poeta o escritor; quería mantenerme en el anonimato.
Pregunta. Hasta hace unos meses vivía usted de hotel en hotel, sólo con unos zapatos y una camiseta. Ahora está instalado en las afueras de París. ¿A qué se debe el cambio?
Respuesta. Conocía esta región porque viví aquí con mi hija hace 15 años. La región me fue conquistando, así que pensé, caso de instalarme alguna vez en un sitio, en éste. La casa me gusta mucho. Por vez primera he sentido lo que significa habitar una casa, ir de una habitación a otra, ver cómo cambia la luz, ver desde ventanas distintas las distintas estaciones. Sobre todo gracias al jardín. Como Epicuro, no quisiera ya vivir sin jardín. Por eso pensé que éste era el sitio y pienso mantenerme aquí todo lo que pueda. He necesitado varios meses para superar mi claustrofobia en los supermercados, que sufrí los tres años que anduve de un lado a otro, sin pisar una tienda. He necesitado mucho tiempo para volver a ir a un supermercado, pero, poco a poco, forma parte otra vez de la vida diaria.
P. En los meses que pasó en Soria para escribir su libro Versuch über die jukebox (Ensayo sobre el jukebox), ¿qué conclusiones o impresiones sacó de España?
R. Impresiones, muchas; conclusiones, gracias a Dios, ninguna. tengo muchas impresiones bonitas. Debido, sobre todo, a que no me inmiscuí en nada. En todo ese tiempo de estancia en Soria, como antes en Linares, no hablé realmente con nadie. Sólo al final vinieron al hotel un par de poetas jóvenes, creo que de Soria, que no sé cómo se enteraron de quién era yo. Pero me escapé corriendo en el autobús del día sigiente a Valladolid, pues no me sentía capaz de hacer el papel de poeta o escritor; quería mantenerme en el anonimato.
Entrevista con Peter Handke (1991)
Luis Meana
1 comentario:
Una de las cosas que más me han gustado siempre de Handke es su displicencia hacia el reconocimiento de su persona y su obra. Va a "lo suyo", sin más. Y quien no haya leído "El miedo del portero al penalty" y "La tarde de un escritor" que se deje de zarandajas y se ponga a hacerlo, por Dios.
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