Soñaba con ir al Monte Kailas, morada del dios Siva. Y he aquí que fui al Monte Kailas. Allí estaba Siva danzando. El me enseñó a danzar y a olvidar. Desde entonces, soy como un río. No me detengo más. Y un día danzo en la luz y otro, en la sombra. Porque luz y sombra sólo están dentro de nosotros.
Desde el sagrado Monte Kailas, en los Transhimalayas, más allá de la línea de las lluvias, descendí al extremo del Cabo Comorín, donde las aguas de tres antiguos mares se juntan.
Y hoy sé que en ambos extremos hay templos.
Desde el sagrado Monte Kailas, en los Transhimalayas, más allá de la línea de las lluvias, descendí al extremo del Cabo Comorín, donde las aguas de tres antiguos mares se juntan.
Y hoy sé que en ambos extremos hay templos.
Las visitas de la Reina de Saba
Miguel Serrano
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