Yo estaba desolado. Necesitaba su ayuda. Le escribí una carta.
"Estoy muy triste".
Pero sé que mi letra es nerviosa, atropellada, absolutamente ilegible, por eso ella sólo acertó a leer -luego lo supe-:
"Estoy en Trieste".
Me quería y ni siquiera lo dudó. Hizo las maletas y, en su afán por ayudarme, partió hacia las perdidas costas del Adriático, es decir, muy lejos de mí.
"Estoy muy triste".
Pero sé que mi letra es nerviosa, atropellada, absolutamente ilegible, por eso ella sólo acertó a leer -luego lo supe-:
"Estoy en Trieste".
Me quería y ni siquiera lo dudó. Hizo las maletas y, en su afán por ayudarme, partió hacia las perdidas costas del Adriático, es decir, muy lejos de mí.
Noticia de tierras improbables
Pedro Ugarte
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