Constantino Francisco Chasseboeuf, más conocido con el nombre de VOLNEY, nació el 3 de febrero de 1757 en Craon-sur-Oudon, departamento de Mayenne.
Su padre, abogado del Tribunal de Craon, disgustado de su apellido Chasseboeuf, por el ridículo que alguna vez le produjo, hizo que su hijo tomase el de Boisgirais.
Su padre, abogado del Tribunal de Craon, disgustado de su apellido Chasseboeuf, por el ridículo que alguna vez le produjo, hizo que su hijo tomase el de Boisgirais.
En 1782, Boisgirais, hallándose en posesión de seis mil francos de una herencia que le tocó, resolvió emprender un viaje que hacía mucho tiempo tenía en proyecto. El Oriente le cautivaba, y Egipto y Siria fueron los primeros países que se propuso visitar.
Para realizar este viaje, se preparó antes con ejercicios y fatigas de toda especie; carreras prolongadas, ejercicios violentos, vigilias, ayunos, etc; después, eligiendo el nombre de VOLNEY, que, según parece, no es otra cosa que la traducción fenicia del nombre de Chasseboeuf, se embarcó para la capital de Egipto. Después de consagrar ocho meses al estudio de las lenguas turca y árabe en un convento del Líbano, comenzó sus peregrinaciones, que duraron varios años, publicando a su vuelta El Viaje a Egipto y a Siria, que es una de sus mejores obras.
Para realizar este viaje, se preparó antes con ejercicios y fatigas de toda especie; carreras prolongadas, ejercicios violentos, vigilias, ayunos, etc; después, eligiendo el nombre de VOLNEY, que, según parece, no es otra cosa que la traducción fenicia del nombre de Chasseboeuf, se embarcó para la capital de Egipto. Después de consagrar ocho meses al estudio de las lenguas turca y árabe en un convento del Líbano, comenzó sus peregrinaciones, que duraron varios años, publicando a su vuelta El Viaje a Egipto y a Siria, que es una de sus mejores obras.
La vida del autor de Las Ruinas estuvo constantemente arreglada por esta ley natural:
Toda sabiduría, toda perfección, toda filosofía, consiste en la práctica de estos axiomas, fundados en nuestra propia organización: consérvate, instrúyete, instruye a los demás, modérate, vive para tus semejante, a fin de que ellos vivan para ti.
Toda sabiduría, toda perfección, toda filosofía, consiste en la práctica de estos axiomas, fundados en nuestra propia organización: consérvate, instrúyete, instruye a los demás, modérate, vive para tus semejante, a fin de que ellos vivan para ti.
Prólogo a Las Ruinas de Palmira
J. Ribera
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