"Noctívago en la lluvia"
Así es mi vida,piedra,como tú; como tú,piedra pequeña;como tú,piedra ligera;como tú,canto que ruedaspor las calzadasy por las veredas;como tú,guijarro humilde de las carreteras;como tú,que en días de tormentate hundesen el cieno de la tierray luegocentelleasbajo los cascosy bajo las ruedas;como tú, que no has servidopara ser piedrade una Lonja,ni piedra de una Audiencia,ni piedra de un Palacio,ni piedra de una Iglesia;como tú,piedra aventurera;como tú,que, tal vez, estás hechasólo para una honda,piedra pequeñay ligera...
"Como tú..."
León Felipe
6 comentarios:
La cara de ese noctívago, me suena como la de un poeta en la penumbra, aficionado a los haikus y productor de ellos. ¿Acierto?
El mismo. Pero ¿qué coño hace ahí ese hombre? ¿Desde cuándo ha dejado de respetar los horarios?
Desde luego. Y no se le ve nada apesadumbrado. Y ni los castigos más severos le amedrentan, después de prohibirle publicar haikus durante siete meses, al día siguiente, se mofó del castigo, publicando uno.
Impónle un castigo terrorífico, terrible que yo apoyaré...el doble.
Bien, será facil: Que viaje a Lhasa y suba de rodillas al Potala, y allí, que desmonte la gran computadora y la traiga aquí: veremos si da resultado con los nueve mil millones de nombre del diablo. Y que me traiga, ya puestos, una taza de leche de yak para hacerme un ponche.
Me arrepiento de haber dicho que yo le impondría un castigo doble al que tu propusieras. Pero somos prisioneros de nuestras palabras y tengo que cumplirla: Que traiga dos tazas de leche de Yak. Con esto ya he cumplido mi palabra. Y ahora para demostrar mi arrepentimiento sincero y si en el un caso he aumentado al doble su castigo, quisiera reducirlo ahora a la mitad:
¡Que suba al Potala con UNA sola rodilla!
Iré a Lhasa y traeré la computadora que usan los lamas en el cuento de Arthur C. Clarke "Los nueve mil millones de nombres de Dios" (código 191, página en la que comienza el relato en el libro El retorno de los brujos, de Pauwels y Bergier),y traeré leche de yak, y subiré con una sola rodilla apoyada en el piso del helicóptero.
¡Ah! Traeré tsampa y hablaré también con el lama Mingyar Dondup de la novela El tercer ojo, de T.Lobsang Rampa.
Le leeré en vuestro honor unos haikus.
Gracias Ar Lor y Gavilán por vuestro cariño. Y también a Ulises.
Un fuerte abrazo.
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