martes, 16 de febrero de 2010

«El que escribe sobre prostitución»

 
 Fuente de la imagen: Wikipedia
“ENTRE AFRODITA Y EROS”
Deseo, amor y sexo, en la poesía de Grecia
PRESENTACIÓN
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Más de una vez habremos escuchado la calificación de pornográfica para este tipo de arte y literatura. La palabra fue usada allá por el siglo II a.C. en la obra Deipnosofistas o Los Comensales Sabios de Ateneo Gramático. El vocablo “pornógrafo” quería decir “el que escribe sobre prostitución”, nada que ver con las prácticas sexuales gobernadas por el deseo erótico. Sólo la prostitución, que era sinónimo de comercio sexual, podía ser consideraba como algo vergonzante (*).
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(*) Había también una prostitución sagrada que, en algunos lugares de culto, tenía particular importancia, como en el caso del templo de Afrodita en la Acrópolis de Corinto; era ejercida por las hieródulas o siervas sagradas.

“ENTRE AFRODITA Y EROS”
Deseo, amor y sexo, en la poesía de Grecia
Selección, traducción y notas de Wenceslao Maldonado

Wenceslao Maldonado

8 comentarios:

elena clásica dijo...

¡Qué interesante! Me ha gustado mucho la historia de la palabra, soy una apasionada de la etimología.
Otra cuestión que me llama mucho la atención es la prostitución alrededor del templo de una divinidad, qué curioso, ¿verdad? El caso es que todas las sociedades y todas las religiones asociadas a la moral, tienen tantas contradicciones...
La pintura, por cierto, es una belleza, que te transporta siglos atrás a deseos mucho más cercanos.
Besazos.

Ar Lor dijo...

La experta, Elena, en tanto a estos temas como a otros muchos,eres tu. Yo solo soy un simple escriba.
Me ha maravillado tu comentario en la entrada, a su vez, maravillosa
de este domingo 14 de febrero: AMOR OMNIBVS IDEM de Antonio Martín Ortiz, que con su generosidad y buen tino, lo ha incorporado al cuerpo principal de la misma. En cuanto a los calificativos me remito a los mismos de Antonio. A mí también me llama la atención, la
prostitución del tipo sagrado, a sus funciones más o menos conocidas y algunas bastante prosaicas, se les une un halo de misterio e incredulidad, cuando se miran desde los esquemas mentales del occidente cristiano.
Es lo que tiene la Antigüedad, siempre la ves joven y fresca.
La pintura es una preciosidad y el artista sabe de lo que pinta; el título podría ser: el mástil
entrará en el puerto.
Un beso, Elena

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Ar Lor,

Muy buena la aclaración que haces entre Eros y prostitución. Aquí está el fragmento al que creo que te refieres, con los enlaces correspondientes, por si a alguien le interesa ampliar el tema.

Texto Griego :

᾿Εὰν δέ τις μέτρια καὶ λέγουσα...
τοῖς δεομένοις τινων ὑπουργῇ πρὸς χάριν,
ἐκ τῆς ἑταιρείας ἑταίρα τοὔνομα
προσηγορεύθη. Καὶ σὺ νῦν οὐχ ὡς λέγεις
πόρνης, ἑταίρας δ' εἰς ἔρωτα τυγχάνεις
ἐληλυθώς· ἆρ' ὡς ἀληθῶς ἐστι γοῦν
ἁπλῆ τις;
ἀστεία μὲν οὖν, νὴ τὀν Δία

(Ateneo de Náucratis, Deipnosofistas [El Banquete de los Sabios], XIII, 29)

http://remacle.org/bloodwolf/erudits/athenee/XIIIa.htm


Traducción francesa de M. Lefebre Villebrune, 1791

« - Quand une fille simple et pudique rend de doux services à ceux qui le lui demandent, elle obtient de son gage d’amitié le nom de compagne. Et, dans ce cas, la fille dont tu es amoureux n'est pas une pute, comme tu le dis, mais une très bonne compagne. N’est-elle une personne d’une loyauté sans faille ?
- Elle est plus que cela, c’est une dame, par Zeus! »

http://remacle.org/bloodwolf/erudits/athenee/amour2.htm


En un caso, Aeneo utiliza la palabra ἑταίρα [hetáira](compañera, amiga); en el otro πόρνης [pórnes] (puta), de donde procede pornografia y demás. La palabra prostituta es Latina, y procede de prostare (estar de pie delante de, algo así como hacer la calle, la esquina).

Un abrazo,

Antonio


PS.: Saludos para Elena Clásica y muy buena su aportación. Bien visto, Elena Clásica domina todos los temas de forma magistral.
Un beso para ella,

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Muchas gracias, amigo Ar Lor, por los elogios que me diriges, que considero inmerecidos, pero, vamos, bienvenidos sean. Los he leído después de dejar mi comentario anterior.

Entre nosotros: aquí la que es grande y es un auténtico Genio es Elena Clásica. Su comentario a mi entrada AMOR OMNIBVS IDEM es de una categoría sublime.

Un abrazo,

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Donde dije:

Aeneo utiliza la palabra

quise decir:

Ateneo utiliza la palabra

Ar Lor dijo...

Querido amigo Antonio
Mi asombro ante tu exquisita erudición, al igual que el tamaño del alma de Heráclito no tiene límites.
Preciosas tus acotaciones, que incorporaré a la entrada.
Recuerdo que de joven, indagando sobre el asunto de Eros (indagación que nunca me ha abandonado),llegué a los clásicos y a cómo trataban este asunto, a través de sus "indagaciones" eruditas,las cuales, eran para mí, detallistas, febriles y maravillosas explicaciones llenas de palabras perfectas, cada una de las cuales, valía por mil imágenes, un "Trópico de Cáncer" o las obras del Marqués.La prostitución sagrada, era y es uno de esos asuntos que elevaban mi imaginación del vuelo rasante hasta las alturas.
Y en todo lo que dices de Elena Clásica, estoy de acuerdo contigo.
Un abrazo, amigo Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

COMENTARIO: Primera parte

Amigo Carlos, Chacien, y Amigo Ar Lor,

Voy a parafrasear conjuntamente los comentarios que Vds. hicieron a mi exposición del Amor omnibus idem (Virgilio, Geórgicas, 244).

Vd., Don Carlos, tiene toda la razón del mundo y también la tiene Vd., Sr. Ar Lor, aunque parezca que sus comentarios están en oposición. También yo, modestamente, creo tener algo de razón, y el propio Virgilio dio en la diana cuando escribió lo que escribió.

Don Carlos, me he vuelto a leer, esta vez con mayor cuidado y atención, su bien documentado estudio sobre el Amor y el ideal de Belleza en el Renacimiento, a propósito de la talla de su padre, Don Serapio, de Giovanna Tornabuoni. El artículo en cuestión no tiene desperdicio ninguno: es sólido y bien documentado. También he encontrado interesante y muy acorde con lo que dice el fragmento de El Cortesano de Baldassare Castiglione, que nos ofrece Vd, para deleite nuestro y enriquecimiento de nuestros conocimientos.

Vamos a ver: Si Vds. consultan el texto que yo dediqué, hace ya algunos meses, a este mismo verso de Virgilio, en el que lo situé en el conjunto de Las Geórgicas, y transcribí también los versos que siguen, los que hablan del furor de la yeguas, el pensamiento de Virgilio se verá más claro y la frase podrá situarse en un contexto más general.

En el verso que ahora comentamos, Virgilio utiliza la palabra Amor, idéntica en Latín y en nuestra Lengua Castellana, pero, en el verso 266, referido a las yeguas utiliza la palabra Latina furor (locura, desenfreno, amor apasionado, instinto irresistible) que, ésta sí, tiene en latín muchas más fuerza y significado que la homónima Castellana furor.

Entonces, en mi opinión, la cuestión está en que tenemos que interpretar que Virgilio, cuando habla de amor / furor, se refiere a esa fuerza ciega, instintiva, potente y poderosa, que consigue de los seres vivientes todos la supervivencia de la propia especie. Es la atracción que se ejerce entre los sexos diferentes, que no opuestos. Es una Ley Universal que afecta a todos los seres vivientes, como bien dice Virgilio.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

COMENTARIO: Segunda parte

Los instintos primarios, los que compartimos con los seres animados restantes, prevalecen sobre todos los demás: nadie puede con ellos.

Ahora bien, esa fuerza motriz puede manifestarse de formas diferentes que, no por ser diferentes, tienen menos fuerza. Ya tenemos el Amor a los demás en general, el amor maternal, el amor filial, el amor conyugal, el amor cortesano, el amor platónico, el amor al Arte, el amor a la Música, el amor al Bien, el Amor a Dios para los creyentes y la entronización del Ateísmo para los otros, y todo lo que quepa en ese concepto.

Como he creído entender del Sr. Ar Lor, cuando Virgilio habla de Amor, equiparándolo a Furor, nos está mostrando el sólido y poderoso tronco de un árbol perenne y eterno que, como es de esperar, tiene diferentes ramificaciones, según las formas que adopte.

Si de Virgilio nos trasladamos a Lucrecio, el más decidido enemigo de la Religión que encontramos en toda la Antigüedad, y nos detenemos en el Proemio de su grandioso poema De rerum natura [Sobre la Realidad en óptima traducción de Agustín García Calvo, Sobre la Naturaleza de las cosas para otros traductores menos afortunados), podemos comprobar que allí también la fuerza del Amor, representado en su caso, por muy ateo que fuese nuestro Lucrecio, por la Diosa Venus, tiene la misma fuerza que el verso de Virgilio que venimos comentando.

Y es que, como bien dijo Virgilio, Amor omnibus idem [El Amor es el mismo para todos] y, por lo que podemos comprobar, aquí no hay excepciones.

Es lo que yo puedo aportar a esta interesante discusión que se ha originado, y de la que todos, según creo, salimos enriquecidos.

Ha sido, y es, todo un placer, Don Carlos y Sr. Ar Lor, compartir algunas ideas, no sé si acertadas o no por mi parte, con Vds. dos, y con el resto de comentaristas que aparecen en este espacio. Vaya por delante mi agradecimiento a todos ellos y a todas ellas.

Reciban mis respetos sinceros y un cordial saludo,

Antonio Martín Ortiz