Tenemos a salomón, Qué, preguntó el rey, perplejo, sin entender la intempestiva invocación al rey de judea, Sí, señor, salomón, el elefante, Y para qué quiero aquí el elefante, preguntó el rey algo enojado, Para el regalo, señor, para el regalo de bodas, respondió la reina, poniéndose de pie, eufórica, excitadísima, No es regalo de bodas, Da lo mismo. El rey aseveró lentamente con la cabeza tres veces seguidas, hizo una pausa y aseveró otras tres veces, al final de las cuales admitió, Me parece una idea interesante, Es más que interesante, es una buen idea, es una idea excelente, insistió la reina con un gesto de impaciencia, casi de insubordinación, que no fue capaz de reprimir, Hace más de dos años que ese animal llegó de la india, y desde entonces no ha hecho otra cosa que no sea comer y dormir, el abrevadero siempre lleno de agua, forraje a montones, es como si estuviéramos sustentando a una bestia que no tiene oficio ni beneficio, ni esperanza de provecho, El pobre animal no tiene la culpa, aquí no hay trabajo que sirva para él, a no ser que lo mande a los muelles del tajo para transportar tablas, pero el pobre sufriría, porque su especialidad profesional son los troncos, que se ajustan mejor a la trompa por la curvatura, Entonces que se vaya a viena, Y cómo iría, preguntó el rey, Ah, eso no es cosa nuestra, si el primo maximiliano se convierte en su dueño, que él lo resuelva, suponiendo que todavía siga en valladolid, No tengo noticias de lo contrario, Claro que hasta valladolid salomón tendrá que ir a pata, que buenas andaderas tiene, Y a viena también, no habrá otro remedio, Un tirón, dijo la reina, Un tirón, asintió el rey gravemente, y añadió, Mañana le escribiré al primo maximiliano, si él acepta habrá que concretar fechas y realizar algunos trámites, por ejemplo, cuándo pretende marcharse a viena, cuántos días necesitará salomón para llegar de lisboa a valladolid, de ahí en adelante ya no será cosa nuestra, nos lavamos las manos, Sí, nos lavamos las manos, dijo la reina, pero, en su fuero interno, que es donde se dilucidan las contradicciones del ser, sintió un súbito dolor por dejar que se fuera salomón solo para tan distantes tierras y tan extrañas gentes.
El viaje del elefante
José Saramago
1 comentario:
Merecidísimo homenaje a Saramago con este fragmento de su última obra. Hay quien critica la ausencia de signos para identificar diálogos y otras licencias que se permitía Saramago, pero no hay más que leer para que todo adquiera su sentido y el cerebro distribuya correctamente las frases, abra y cierre comillas, etc, etc.
Admiro en Saramago su esfuerzo y su trabajo para llegar a donde quiso llegar partiendo de su mundo, ese abismo cultural que parecía insalvable, antes más que ahora. Obviamente no lo es, pero para eso se necesita constancia, trabajo e ingenio.
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