Conversaban aún, cuando al ascender una pendiente pronunciadísima, aunque corta, tuvieron que contener el aliento. Caminaron así durante varios pasos. Tres minutos después salieron de la niebla y se encontraron en pleno aire soleado. Doblaron un recodo y vieron que a poca distancia de ellos se alzaba el monasterio de Shangri-La.
Horizontes perdidos
James Hilton
1 comentario:
Hola , perdona, he llegado hasta aquí por accidente, estaba hablando con mi hermana cuando se ha parado un mosquito en la pantalla del móvil, echaré un vistazo a tu blog, [el mosquito ha muerto, lo he chafado]
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