Montague Street (Nueva York)- No sé por qué, 2004 ha sido el año que más puentes he atravesado. Crucé el Moldava por el Puente de Carlos. Crucé el Neva por el Puente de la Trinidad. Crucé el Danubio por el Puente de los Leones. Crucé el Moscova por el Puente Novoarbatski. Crucé el Sava por el Puente de Branko. Crucé el Tíber por el Ponte Sant'Angelo. Crucé el Sena por el Puente Mirabeau. Crucé los puentes de hierro oxidado sobre el inmenso Paraná, en Gualeguaychú, y el no menos caudaloso río Santa Lucía a la entrada del antiguo Montevideo. Y ahora estoy atravesando el East River por el Puente de Brooklyn. ¿Cuál de ellos será el puente de mis sueños?. Aún me quedan otros muchos puentes y ríos por transitar.
Lugares donde se calma el dolor
César Antonio Molina
4 comentarios:
Amigo Hignio,
Buen texto el que nos presentas, sobretodo ahora, en los trámites de las vacaciones. Realmente hay que tener mucha memoria para recordar tantos puentes. Quizá lo más importante sea atravesar con éxito el puente que nos lleva de un día a otro, el puente interminable de la vida, que todos aspiramos a que sea infinito.
Sabroso y bienvenido es el comentario que has dejado en mi blog sobre Anaximandro.
Un gran abrazo, amigo Higinio,
Antonio
Mi sueño es cruzar el Moldava, por ahora me conformo con haber cruzado
el Río Grande y seguir cruzando el Mapocho, el BíoBío...
Bellísima entrada.
Tienes razón, amigo Antonio, el puente más importante es "el puente que nos lleva de un día a otro".
Y ojalá no perdamos nunca el afán de cruzar un puente para conocer lo que nos depara la otra orilla.
Gracias por tus amables palabras sobre el comentario mío en tu blog.Para mí es un placer visitarte.
Un fuerte abrazo, amigo Antonio.
Gracias por tu comentario,amiga Beatriz.
Espero que realices tu sueño de cruzar el Moldava.Y conocer la ciudad de Praga. La ciudad de Kafka.
Pero sigue cruzando el Bío Bío y el Mapocho (ríos queridos de Neruda).
Un fuerte abrazo, amiga Beatriz.
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